La intolerancia a la lactosa puede estar algunas veces en la cabeza y no en el estómago

Un estudio halla que algunos de los que informan sobre este problema podrían tener en realidad un trastorno psicológico

JUEVES, 12 de mayo (HealthDay News/HolaDoctor) -- Investigadores italianos informan que algunas personas que creen que son intolerantes a la lactosa podrían sufrir de hecho una afección psicológica conocida como trastorno somatomorfo.

La intolerancia a la lactosa es cuando una persona tiene deficiencia de la enzima lactasa, que descompone la lactosa. Los que tienen esta afección experimentan hinchazón, gases, dolor de estómago y náuseas al comer o beber productos que contienen lactosa, el azúcar de la leche.

El trastorno somatomorfo es un grupo de afecciones en que el dolor físico y los síntomas que experimenta una persona están realmente relacionados con factores psicológicos.

Este nuevo estudio muestra que algunas personas "no deben culpar a la lactosa por sus síntomas de intolerancia a la lactosa", señaló el Dr. Guido Basilisco, investigador de la unidad de gastroenterología de RCCS-Ca Granda en Milán.

Basilisco presentó sus hallazgos en la Semana de Enfermedades Digestivas de Chicago.

En el estudio, Basilisco y sus colegas evaluaron 102 pacientes, 77 de los cuáles eran mujeres, que se sometieron a una prueba respiratoria que se utiliza comúnmente para detectar la intolerancia a la lactosa. Los pacientes también completaron un cuestionario sobre somatización, ansiedad y depresión.

Las personas que tenían el trastorno somatomorfo informaron sobre múltiples problemas en diferentes áreas del cuerpo, por ejemplo, desmayos o debilidad en una parte del cuerpo, señaló Basilisco, aunque no se encontró ninguna causa física.

Se detectó o bien una intolerancia a la lactosa o una mala absorción en el 29 y 33 por ciento de los pacientes, respectivamente.

Sin embargo, cuando Basilisco analizó a los que tenían lo que él define como "somatización alterada" encontró que los "pacientes con somatización alterada eran cuatro veces más propensos a informar sobre intolerancia a la lactosa".

Lo que significa que existe una fuerte relación entre ambas afecciones, destacó.

Los que informaron que eran intolerantes también tenían más probabilidades de estar ansiosos, pero esa relación no fue tan fuerte.

Los hallazgos no sorprendieron a la Dra. Mary Maish, directora quirúrgica del Centro de Trastornos del Esófago de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Ya que ha observado las mismas relaciones en sus pacientes.

"Es algo real, en verdad tienen estos síntomas", explicó. La mayoría de los expertos en este campo, apuntó, creen que muchos de los síntomas que se relacionan con la intolerancia a la lactosa suelen estar asociados con problemas psicológicos que no han sido abordados.

"Es bueno saber que hay una explicación científica detrás", apuntó.

Basilisco tiene previsto estudiar por qué algunos pacientes se centran en los alimentos como la causa de sus síntomas.

Maish señaló que esto podría ayudar a los médicos a hacer referencia al estudio cuando hablen con algunos pacientes. Con esto como introducción, destacó, los médicos pueden investigar otras vías para ayudar a reducir los síntomas psicológicos.

Los pacientes pueden centrarse en la verdadera raíz del problema y volver a comer productos lácteos, agregó.

Lo que es importante porque no consumir productos lácteos eleva el riesgo de deficiencia de calcio y de osteoporosis, apuntaron los investigadores.

Más información

Para más información sobre la lactosa, visite los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor

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