Los veteranos de la guerra de Irak ignoran sus problemas mentales

Muchos sufren, pero el estigma evita que busquen ayuda

MIÉRCOLES 30 de junio (HealthDayNews/HispaniCare) -- Los soldados están regresando de las operaciones de combate en Irak y Afganistán con una gran variedad de problemas de salud mental. Aún así, pocos buscan ayuda o piensan hacerlo.

Ésta es la conclusión a la que llega un reciente estudio, que también reveló que las tropas de combate sufren problemas como trastorno por estrés postraumático (TEP), ansiedad y depresión grave, pero deciden seguir al pié del cañón sin ayuda profesional una vez que llegan a los Estados Unidos por temor a ser estigmatizados.

El estudio, que aparece en la edición del 1 de julio del New England Journal of Medicine, señaló que éste es el primer combate terrestre sostenido que los Estados Unidos han realizado desde la guerra de Vietnam.

El estudio es inusual por varias razones, una de las cuáles es la rapidez con que se hacen las evaluaciones.

"Están consiguiendo la información cuando la gente todavía está en el teatro de operaciones", afirmó el Dr. Matthew Friedman, autor de un editorial que acompaña el estudio, director ejecutivo del Centro Nacional para el TEP del Department of Veterans Affairs y profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Dartmouth.

Los investigadores también han obtenido información previa al despliegue de tropas, lo que les da algo con qué comparar las cifras de después del combate.

"Lo importante de obtener estos datos es que podemos calcular en realidad cuántos de los síntomas psiquiátricos reportados pueden ser determinados como resultantes del despliegue en Irak o Afganistán", sostuvo Friedman. Después de la Primera Guerra del Golfo, fue imposible saber cuántos de los problemas médicos no explicados aparecían durante el combate porque no había con qué compararlos.

Los investigadores le pidieron a los miembros de cuatro unidades de infantería de los Estados Unidos (tres del ejército y una de infantería de marina) que llenaran una encuesta antes de su despliegue en Irak (había 2,530 individuos en esta categoría) o bien cuatro meses después de su regreso de Irak o Afganistán (había 3,671 soldados en este grupo).

El personal en Irak estuvo más expuesto al combate que el que estuvo en Afganistán, cosa que los resultados del estudio parecían reflejar.

Entre el 15.6 y el 17.1 por ciento de quienes habían estado en Irak tenía todas las señales clínicas de depresión grave, como ansiedad generalizada o TEP, en comparación con el 11.2 por ciento que las presentaba al regresar de Afganistán y el 9.3 por ciento que no había sido desplegado hacia Irak. La mayor diferencia estaba en las tasas de TEP. Friedman aseguró en su editorial que la prevalencia de TEP entre aquellos que regresan del combate puede incrementarse.

Apenas entre el 38 y el 45 por ciento del personal de servicio que presentaba las señales clínicas de trastorno mental expresó algún interés en recibir ayuda, mientras que entre el 23 y el 40 por ciento de éstos buscó ayuda profesional. Además, quienes parecían tener un trastorno mental tenían el doble de posibilidades que los que no para mostrarse preocupados acerca del posible estigma y otros obstáculos relacionados con buscar ayuda.

"Lo que más preocupa, en mi opinión, es el estigma y las personas que son afectadas más gravemente son las que tienen menos probabilidades de buscar un tratamiento", aseveró Friedman. Esto sucede a pesar de que ahora hay nuevos tratamientos para estos problemas, incluso el TEP. "Podemos ayudarles", dijo Friedman. "Podemos ayudarles ahora mismo".

¿Cómo se comparan estos hallazgos con otras épocas y otras guerras? Tradicionalmente, se recogían muy pocos datos después de abandonar el combate. Pero los estudios han mostrado una prevalencia de TEP actual entre el 15 por ciento de los veteranos de sexo masculino de Vietnam (prevalencia de toda la vida del 30 por ciento) y entre el 2 y el 10 por ciento entre los veteranos de la Primera Guerra del Golfo años después de que hubieran terminado su servicio. Entre el 3 y el 4 por ciento de la población general de adultos en los Estados Unidos sufre de TEP.

Manejar este estigma de buscar tratamiento para la salud mental es una prioridad, según los autores del estudio.

¿Cómo se logra esto? "Esa es la pregunta del millón", sostuvo Friedman. "Muchas, muchas personas están tratando de encontrar una serie de soluciones. Entre las posibilidades se encuentran poner la salud mental en el entorno del cuidado primario y encontrar maneras de garantizar la confidencialidad.

"La buena noticia es que los militares estadounidenses entienden lo importante que es obtener esta información y apoyar estas investigaciones mientras todavía están combatiendo", dijo Friedman. "Estamos a años luz de donde estábamos en la época de Vietnam".

Más Información

El National Center for PTSD (TEP) tiene mayor información sobre la guerra en Irak.

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