DOMINGO, 10 de enero (HealthDay News/DrTango) -- ¿Por qué tantas personas que ocupan posiciones privilegiadas no siguen las reglas éticas que promueven? Una investigación reciente sugiere que el poder hace que las personas sean más estrictas sobre las acciones de los demás, pero menos estrictas sobre las propias.
"Según nuestra investigación, el poder y la influencia pueden causar una desconexión grave entre el juicio público y la conducta privada y debido a esto, los poderosos son más estrictos en sus juicios sobre los demás al mismo tiempo que son más indulgentes hacia sus propias acciones", apuntó en un comunicado de prensa de la Association for Psychological Science Adam Galinsky, coautor del nuevo estudio y profesor Morris y Alice Kaplan de ética y decisiones en la administración de la Facultad Kellog de la Universidad Northwestern.
Los autores del estudio simularon las decisiones morales tomadas por gente poderosa al asignar varios roles a los participantes del estudio. Algunos fungieron como "primer ministro", mientras que otros eran "funcionarios civiles". Entonces, los investigadores pidieron a los participantes sopesar cuestiones morales relacionadas a asuntos como reglas de tráfico, impuestos y propiedad robada.
Varios experimentos mostraron que los que tenían más poder también eran más hipócritas en su propia conducta y más estrictos al juzgar a los demás. Los que no sentían que tenían derecho a su poder eran más duros consigo mismos que los demás, un fenómeno que los autores del estudio llamaron "hipercresía".
"Al final, los patrones de hipocresía e hipercresía perpetúan la desigualdad social. Los poderosos imponen reglas y controles a los demás a mismo tiempo que los ignoran para sí mismos, mientras que los débiles colaboran en reproducir la desigualdad social porque no sienten que tienen los mismos derechos", explicó Galinsky.
El estudio aparecerá en una próxima edición de la revista Psychological Science.
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