La testosterona tiene mala fama, según un estudio

Investigadores señalan que la hormona sexual masculina provoca conducta de búsqueda de estatus, pero no agresión

MARTES, 8 de diciembre (HealthDay News/DrTango) -- La gente asocia la testosterona con la agresividad, pero la hormona sexual masculina en realidad fomenta un sentido de juego limpio, según sugiere un estudio reciente.

La testosterona no causa agresión, afirmó el líder de la investigación, Michael Naef, del departamento de economía de Royal Holloway en la Universidad de Londres. Pero sí lleva a "conducta de búsqueda de estatus a o intentar asegurar el estatus propio", apuntó.

Dicha conducta de búsqueda de estatus puede incluir agresión, además de otras conductas adecuadas para situaciones particulares, señalaron los investigadores.

Pero también encontraron que las preconcepciones de la gente sobre la testosterona, en lugar de la hormona en sí, podrían causar que se comporten de manera antisocial e injusta.

Para el estudio, el equipo de Naef asignó al azar a 121 mujeres para que recibieran testosterona o un placebo. Entonces, las mujeres participaron en un experimento en que se les pedía distribuir dinero.

El dinero podía ser distribuido de forma justa o injusta, y las participantes podían aceptar o rechazar una oferta. Mientras más justa era la oferta, más probable era que la aceptaran. Si no se podía llegar a un acuerdo, nadie ganaba ningún dinero.

Las mujeres que recibieron testosterona hicieron ofertas más justas que las que recibieron el placebo, encontraron los investigadores.

Sin embargo, las mujeres a quienes se informó que habían recibido testosterona fueron más agresivas, independientemente de si habían recibido la hormona o no, señalaron los investigadores. Esas mujeres hicieron ofertas injustas de manera continua.

Naef apuntó que los efectos observados en las mujeres serían similares en los hombres. "Los efectos de la testosterona son muy similares en ambos sexos", explicó.

"Preguntamos a las participantes cómo cambiaba la testosterona su conducta y todas se equivocaron. La mayoría dijo que las hacía agresivas y antisociales", apuntó Naef. "Es más complicado.

El mito sobre la testosterona parece inducir la agresión, declaró Naef. "La gente que cree que recibió testosterona se comporta de manera mucho más agresiva y antisocialmente, en comparación con las personas que piensan que han recibido un placebo", apuntó.

Además, la interacción entre la testosterona y el ambiente influye sobre el efecto de la testosterona, añadió. En el ambiente del experimento de negociación, la testosterona causó conducta prosocial, señaló Naef.

"Pero en una situación más hostil, como en prisión, la testosterona podría causar conducta agresiva porque ser agresivo en prisión podría asegurar el estatus o lograr un estatus alto", comentó.

El informe aparece en la edición en línea del 8 de diciembre de la revista Nature.

Otro experto, George Wilson, profesor asociado de sociología de la Universidad de Miami, dijo que el estudio "habla sobre el papel doble que la biología y el ambiente desempeñan en la estructuración de la conducta, aunque la biología parece funcionar de manera inesperada".

Wilson añadió que "somos animales complejos, animales simbólicos, no nos dirige la biología pura".

Wilson declaró que los desafíos al estatus pueden ser una potente fuerza cultural. "Funcionan en nuestra conciencia y preconciencia de maneras que no siempre vemos", aseguró. "Somos criaturas que buscan estatus".

En nuestra sociedad, la agresión es una conducta sobre todo masculina, lo que podría explicar la manera en que la testosterona, la hormona sexual preponderantemente masculina, se ha convertido en sinónimo de agresión, notó Wilson.

"La gente orienta su conducta según un mito cultural", apuntó. "También habla sobre las potentes fuerzas socioculturales en nuestra sociedad".

Más información

Para más información sobre la testosterona, visite la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por DrTango

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