Un nuevo programa podría ayudar a los adolescentes en alto riesgo de depresión

Un método conductual era menos eficaz si un padre estaba deprimido durante el tratamiento del niño
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MARTES, 2 de junio (HealthDay News/Dr. Tango) - Los adolescentes que se enfrentan a un alto riesgo de depresión porque sus padres padecen esta afección pueden ser ayudados mediante un programa de terapia conductual dirigido a ayudar a tales niños a manejar sus tendencias depresivas, según sugiere un estudio reciente.

Sin embargo, el método parece ser menos exitoso entre los niños cuyos padres están en medio de un episodio depresivo mientras se ofrece el tratamiento.

"La moraleja es que la depresión en los adolescentes puede prevenirse entre los niños en alto riesgo", apuntó la autora del estudio, Judy Garber, directora del programa de capacitación en investigación de psicopatología de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee. "Pero este hallazgo coincide con otros estudios que han encontrado que a los niños que están en tratamiento para la depresión no les va tan bien si sus padres están deprimidos en ese momento".

Garber y colegas reportan sus hallazgos en la edición del 3 de junio de la revista Journal of the American Medical Association.

Los autores anotaron que apenas la cuarta parte de los jóvenes deprimidos en los EE. U. reciben actualmente tratamiento para su dolencia.

La intervención conductual precoz, añadieron, ha demostrado anteriormente cierto éxito en la prevención del inicio de la depresión de adolescentes en primer lugar, un objetivo que afirman que es importante dado que la depresión en la adolescencia aumenta significativamente el riesgo de depresión crónica en la adultez.

De hecho, investigaciones anteriores sugieren que los hijos de personas deprimidas se enfrentan a un riesgo entre dos y tres veces mayor de desarrollar depresión.

Teniendo en cuenta este mayor riesgo, Garber y colegas se enfocaron en el potencial de prevención de un "programa de prevención cognitivo conductual", que enfatizan es un método tratamiento distinto a la terapia, entre 316 adolescentes en alto riesgo de edades comprendidas entre los trece y los 17.

Los niños eran considerados en alto riesgo porque tenían al menos un padre o tutor que había experimentado un "episodio de depresión mayor" en los tres años anteriores al estudio, o se habían enfrentado a tres o más episodios de esta naturaleza y/o tres o más años acumulados de depresión durante la vida del niño.

Aunque los adolescentes tenían antecedentes de depresión o síntomas incipientes de la enfermedad, ni ellos ni sus padres habían sido diagnosticados con trastorno bipolar I ni esquizofrenia, y ninguno tomaba antidepresivos. Además, ninguno se había sometido con anterioridad a más de ocho sesiones de terapia cognitiva conductual.

En cuatro centros médicos distintos, se asignó a alrededor de la mitad de los niños al azar al grupo cognitivo conductual, que se expuso a sesiones de grupos semanales de noventa minutos durante ocho semanas, diseñadas para enseñarles habilidades de resolución de conflictos y técnicas par lidiar con pensamientos negativos y/o poco realistas. Estas sesiones centrales fueron seguidas por seis meses de sesiones de seguimiento.

A todos los niños, incluso la mitad no asignada al grupo de intervención cognitiva, simplemente se les permitió continuar (o iniciar) cualquier tratamiento tradicional de salud mental que eligieran, más allá de los límites del estudio.

En general, Garber y su equipo encontraron que los adolescentes que participaron en el programa cognitivo experimentaron una incidencia de depresión once por ciento inferior frente a los niños que no lo hicieron, o sea, de 21 frente a casi 32 por ciento.

Sin embargo, también se encontró que los adolescentes cuyos padres estaban actualmente deprimidos mientras fueron expuestos al régimen de prevención tenían tres veces más probabilidades de experimentar depresión, frente a los niños en el programa cuyos padres no estaban deprimidos en ese momento.

Los autores concluyeron que esto significaba que el tratamiento cognitivo conductual no era, de hecho, más eficaz en la prevención de depresión entre este grupo de adolescentes en particular que la atención típica de salud mental.

Garber describió los hallazgos como "interesantes" e "importantes", pues ofrecen más confirmación de que los hijos de padres activamente deprimidos están en riesgo y deben ser vigilados.

"El mensaje para los padres es prestar atención a cómo les va a sus hijos si ellos están deprimidos", aseguró Garber. "En cuanto a los legisladores de salud pública, la moraleja es que sería bueno prestar atención a los programas de prevención".

El Dr. Lorrin Koran, profesor y catedrático emérito del departamento de psiquiatría de la Universidad de Duke, dijo que consideraba el estudio como "un esfuerzo exploratorio importante para identificar maneras de prevenir la depresión en los adolescentes".

Sin embargo, añadió que "los resultados son confusos y algo decepcionantes, pues parece que los niños que tienen el mayor riesgo no recibieron ayuda de la intervención psicológica. Entonces, aunque ciertamente vale la pena hacer un estudio como esto, se necesitará mucho más trabajo investigativo que explore la prevención".

Más información

Si busca recursos sobre la depresión en la adolescencia, visite el Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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