Martes, 25 de marzo (HealthDayNews) -- La guerra ha llegado a casa, y no físicamente, más bien en los niveles de estrés y de ansiedad.
No sólo es el hecho de que los medios muestran un constante bombardeo de imágenes de Irak, también se nota la presencia policiaca y militar en muchas ciudades, las farmacias están aconsejando yoduro de potasio para contrarrestar la radioactividad y el Departamento de Seguridad Nacional está anunciando cómo proteger tu familia y tu hogar de ataques químicos.
Esta nueva vida tiene un precio.
"Estas amenazas y señales de peligro están apareciendo en los medios a un paso acelerado, y eso conduce a niveles elevados de ansiedad y miedo en las personas", indicó Stephen Maren, profesor asociado de psicología y neurociencia de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
"Nuestra reacción natural ante una amenaza es movilizar una respuesta de miedo, que tiene todo tipo de consecuencia psicológicas", añadió.
"Las personas son más psicológicamente vulnerables, añadió Alan Hilfer, director de adiestramiento psicológico en el Centro Médico de Maimonides en la ciudad de Nueva York". "Las personas permanecen a la expectativa. Se alarman más fácilmente. La ansiedad es mayor y nuestro nivel de manejo es menor".
Parte de esto es el sentimiento de impotencia crasa ante los eventos que son tan distantes pero que atacan fuertemente los hogares.
"Cuando sientes que no tienes control de la situación, esto predispone que sean más altos los niveles de ansiedad", explicó Maren.
Dichos sentimientos empeoran por las imágenes y los reportajes recientes de la intensa batalla y el número elevado de muertos.
"Cuando las cosas no suceden según lo esperado, se producen resultados psicológicos negativos. Y en cierto modo, esto es lo que estamos enfrentando", indicó Maren. "Los portavoces militares de EE.UU. estaban promulgando un estado de mucha confianza y ahora, aunque digan que todo está resultando según lo esperado, no obstante parece ser que teníamos unas expectativas muy limitadas. Y esto generalmente desconcierta a las personas".
Quienes experimentaron los ataques terroristas en la ciudad de Nueva York o Washington, D.C. y quienes sirvieron en la guerra del Golfo en 1991 podrían ser particularmente vulnerables, dicen los expertos.
"Es importante tener recuerdos de cosas negativas para protegernos de eventos futuros, pero a veces se tornan excesivamente activos de forma que terminamos con el trastorno de estrés postraumático o con neurosis de guerra", argumentó Maren. "Si elaboras estos recuerdos de miedo y se desarrollan demasiado bien, puedes escuchar la contra explosión de un auto y tener una escena retrospectiva".
Incluso las imágenes televisadas de Irak podrían impulsar una retrospección, agregó Maren.
Para la persona "promedio", el estrés podría manifestarse en dolor de cabeza, dolor de espalda, estómago descompuesto, ansiedad, resfriado, dificultad en enfocarse o concentrarse, cambio en el apetito, irritabilidad elevada o fatiga.
"Todo esto basado en cómo las personas interpretan, perciben, o piensan acerca de lo que se coloca frente a ellas", sostuvo Joshua Klapow, profesor asociado de psicología y política y organización de salud en la Universidad de Alabama en Birmingham. "Vamos a tener varios niveles de estrés y ansiedad, lo que implica que las personas tendrán que hacer cosas diferentes para lidiar exitosamente con ellos".
Aunque todos tengan sus propias formas de lidiar con esto, hay una serie de indicaciones básicas que no harán daño y podrían incluso ayudar en estos momentos estresantes:
Más información
La Asociación Psicológica Americana tiene mayor información sobre crear tolerancia en tiempo de guerra y sobre buscar ayuda psicológica.