'Insoportable': tres pacientes cuentan su calvario con la viruela del simio

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Josh Watson

LUNES, 1 de agosto de 2022 (HealthDay News) -- ¿Qué tienen en común el propietario de una pequeña empresa en el Medio Oeste de EE. UU., un gerente corporativo de Sao Paolo, y un abogado de bienes raíces de Londres?

Los tres son hombres gais. Y aunque se reparten por tres continentes, todos se convirtieron en uno de los más de 21,000 pacientes de 79 países que luchan de forma inesperada contra una rara infección viral, la viruela del simio.

Los tres hombres están en primera línea de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha declarado como emergencia de salud pública internacional.

"No se lo desearía a nadie", advirtió Josh Watson, un residente de Chicago que todavía se está recuperando de sus síntomas.

El primer día de su enfermedad, "me desperté con dolor de garganta, pero no le di demasiada importancia", contó el hombre de 33 años. "Pero en la tarde me dolían los ganglios linfáticos, noté que se estaba formando una lesión en el cielo de la boca, y mi garganta había empeorado".

Eso fue el viernes. El lunes en la mañana, Watson estaba sufriendo dolores de cabeza y corporales intensos, "y tenía otra lesión en el mentón, y una en el vello púbico en la base del pene". Entonces, fue a hacerse la prueba de la viruela del simio. Un día más tarde, llegaron los resultados positivos.

"Tras el diagnóstico, empeoré, empeoré mucho", dijo Watson. "Estaba muy cansado. Tenía grupos de lesiones en la parte posterior de la garganta. No podía comer comida sólida. Y acabé con una gran lesión en la úvula", el péndulo carnoso que cuelga de la parte posterior de la garganta. "Hacía que beber resultara difícil".

Le salieron más lesiones en los brazos, las piernas, los pies, las mejillas y, al final, desarrolló lesiones internas en el recto.

"Al principio, hacer mis necesidades era un poco doloroso. Pero entonces progresó hasta el punto en que gemía y lloraba, incluso con laxantes", comentó Watson. "Y mi próstata se inflamó, lo que dificultaba que orinara. Tengo mucha tolerancia al dolor, pero pienso que esto era un 9 o un 10 de 10. La presión interior era tan intensa que no podía ni sentarme".

'No me lo esperaba'

La viruela del simio ha tomado por sorpresa a la mayoría de los pacientes.

Mientras se acercaba el 4 de julio, Watson pensaba que la viruela del simio era un problema, pero no un problema tan grande. Apuntó que ya había pensado en vacunarse, pero en ese momento apenas había unos pocos cientos de casos en todo el mundo, "y no parecía probable que me sucediera a mí".

Entonces, el experto en comunicación inalámbrica se subió a un avión con destino a Dallas, donde pasó el fin de semana feriado en una serie de fiestas de baile, celebraciones en piscinas y eventos en bares.

Más o menos al mismo tiempo, aunque a unas 5,000 millas (unos 8,047 kilómetros) de distancia, Jean Araujo, un residente de Sao Paolo, estaba igual de despreocupado.

"Sí, había oído sobre la viruela del simio, pero como algo que sucedía en otros lugares", señaló el hombre de 37 años. "De verdad no esperaba que me afectara".

Y más o menos un mes antes y a 6,000 millas (9,656 KM) de distancia, un abogado británico de 49 años de Londres dijo que tampoco había sido consciente del riesgo.

"Fue a mediados de junio, y sí, había oído que había algo raro", dijo. "Lo habían reportado en las noticias. Pero ni se me ocurrió que contraería la viruela del simio. La idea parecía ridícula. Y sin duda no afectó nuestros planes", que incluían un próximo viaje a Mykonos, Grecia, con su marido, Marc.

Antes del viaje, Marc salió con un hombre que conoció en Londres. "Estamos casados, pero no somos monógamos", explicó David.

El problema es que, un mes antes, ese individuo había ido a un festival del orgullo gay en España, un evento que al final se vinculó con algunos de los primeros casos del brote.

Rápidamente, los tres hombres tuvieron resultados positivos de la viruela del simio, que se puede transmitir a través de cualquier contacto cutáneo íntimo con un sarpullido, una costra o fluidos corporales, o con ropa y ropa de cama contaminadas, según la OMS.

El 5 de julio, Watson recibió un mensaje de texto de un amigo en la ciudad de Nueva York. Él y Watson habían estado en varios de los mismos eventos en Dallas, y el amigo acababa de tener un resultado positivo de viruela del simio.

En Chicago, Watson, que es VIH positivo, se comunicó de inmediato con su médico, que lo puso en contacto con el Departamento de Salud Pública de la ciudad. En dos días, Watson (y su pareja, con quien tiene una relación seria pero abierta) pudieron ponerse la vacuna contra la viruela del simio Jynneos. Hasta la fecha, es la única vacuna autorizada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. para combatir la enfermedad.

Se ha mostrado que la vacuna, que todavía escasea, reduce el riesgo de enfermedad incluso tras la exposición, siempre y cuando se administre en los cuatro días posteriores.

Unos síntomas terroríficos

"Lamentablemente, al día siguiente comencé a tener síntomas", recordó Watson.

Mientras tanto, en Sao Paolo, apenas 48 horas tras la fecha en que cree que se expuso, Araujo comenzó a notar que se le formaban algunas pústulas en las manos.

"El lunes en la mañana tenía tanto dolor que no pude ir a trabajar", dijo. "Llamé a mi jefe, y le dije que pensaba que me había picado una araña o algún insecto".

Araujo acudió al Instituto de Enfermedades Infecciosas Emilio Ribas, una de las principales instituciones de enfermedades infecciosas de Brasil. Dos días tras la prueba, recibió los resultados: positivo.

En Londres, unos días antes de su vuelo a Grecia, David pensó que había contraído una enfermedad de transmisión sexual (ETS).

"Me ardía al orinar", comentó. "Solo un poco. Entonces, empeoró un poco". Más tarde notó "minúsculas ampollas blancas" en el pene.

Cuando la sensación de ardor se convirtió en dolor y sangre en la orina, David se asustó.

"Fui y me hicieron pruebas de todo, incluso de viruela del simio", recuerda. "Seguía pensando que tenía una ETS estándar. Pero esa noche, me salió una pústula en la sien derecha. Entonces comencé a asustarme. Me di cuenta de que era viruela del simio".

El lunes, le apareció otra pústula en la planta de un pie, seguida rápidamente por más. Y el martes, lo llamaron del laboratorio: era positivo de viruela del simio.

Tras el diagnóstico, las pústulas en las manos de Araujo, que le dolían un poco, tardaron más o menos una semana en desaparecer solas, sin ningún tratamiento.

En cuanto a David, "tenía 17 manchas que podía ver en la piel. No tuve fiebre ni dolores. Pero durante el apogeo del dolor al orinar, sentía que estaban pasando navajas por mi uretra. Hubo un periodo de cinco días en que era insoportable. Como para hacer que un hombre adulto llore. Fue horrible".

'Dando la alarma'

De los tres hombres, Watson tuvo la enfermedad más grave.

Después de que sus síntomas empeoraran, Watson fue al departamento e emergencias del Hospital del Noroeste de Chicago, con la esperanza de conseguir un antiviral llamado TPOXX.

Aunque forma parte de la Reserva Estratégica Nacional de EE. UU. como tratamiento aprobado para la viruela, el fármaco nunca se ha evaluado formalmente para la viruela del simio en humanos. "Es solo para uso fuera de etiqueta, lo que significa que solo ciertos médicos lo recetan", apuntó Watson. "Hubo como 130 páginas de papeleo para la autorización. No tenía ni idea de lo difícil que sería obtenerlo".

Pero la situación podría mejorar pronto: el viernes, las autoridades de salud federales anunciaron que están tomando medidas para optimizar el proceso de obtención del TPOXX.

Watson fue admitido a emergencias para pasar la noche. "En ese momento, mi garganta se estaba cerrando, y me preocupaba llegar al punto de no poder respirar", observó. Comenzó a recibir una batería de pruebas de sangre, radiografías y líquidos intravenosos, pero al día siguiente logró obtener un suministro del primer y único medicamento contra la viruela en Estados Unidos.

Las cosas pronto comenzaron a mejorar.

"Tomé la primera dosis esa noche, y a la mañana siguiente ya podía comer", dijo Watson. "No sin cierto dolor e incomodidad, pero podía comer. Y las lesiones comenzaron a dar un giro y desaparecer".

Ya han pasado 18 días desde los primeros síntomas de Watson. "Pero todavía tengo dolor rectal. Y ahora mismo mi mayor problema es una lesión en el pie izquierdo. Pero diría que tras toda una semana tomando el medicamento, el dolor había bajado a un 4. Seguía siendo muy incómodo, pero no era un dolor insoportable. Mi boca había sanado. No tengo problemas para respirar. Y todavía me quedan tres días y medio con el medicamento".

Cuando se diagnosticó a Watson, era uno de tan solo 140 casos confirmados de viruela del simio en Estados Unidos. Apenas dos semanas después, se sabe que casi 5,200 estadounidenses se han infectado, y se han observado unos aumentos explosivos similares por todo el mundo.

Estas cifras aleccionadoras fueron lo que motivaron a los tres hombres a compartir sus historias.

"Pienso que es importante hacerse cargo de su propia salud. He publicado mucho en las redes sociales, compartiendo mi experiencia con mi círculo de amigos. Dando la alarma", enfatizó. "Y al menos al decirle a la gente cómo ha sido esto para mí, con algo de suerte estoy haciendo que las personas tengan más conocimiento, más conciencia".

Más información

Aprenda más sobre la viruela del simio en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Josh Watson, monkeypox patient, Chicago; David (last name withheld), monkeypox patient, London; Jean Araujo, monkeypox patient, Sao Paolo, Brazil

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