Dos tercios de las mujeres pobres de EE. UU. no pueden costear las toallas sanitarias ni los tampones, según un estudio

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MIÉRCOLES, 16 de enero de 2019 (HealthDay News) -- Un estudio de 200 mujeres pobres que vivían en el área de St. Louis encontró que dos de cada tres habían tenido que prescindir de los productos de higiene femenina al menos una vez en el año anterior, debido al costo.

Alrededor de una quinta parte (un 21 por ciento) dijeron que esto sucedía cada mes, y casi la mitad dijeron que con frecuencia tenían que hacer una difícil elección entre comprar comida o productos relacionados con el periodo.

Los hallazgos dan impulso a las demandas de grupos de mujeres de todo Estados Unidos de eliminar los impuestos de los productos de higiene femenina. También se ha pedido que eso productos estén disponibles a través de programas como el Programa de Mujeres, Infantes y Niños (WIC), una iniciativa federal.

"La gestión de una higiene menstrual adecuada no es un lujo", según investigadores dirigidos por Anne Sebert Kuhlmann, de la Universidad de San Luis.

"Se trata de una necesidad básica de todas las mujeres, y se debe considerar como un derecho de las mujeres", reportó el equipo. "Nuestro fracaso al no satisfacer estas necesidades biológicas de todas las mujeres en Estados Unidos es una ofensa a su dignidad, y una barrera contra su participación integral en la vida social y económica de nuestro país".

Kuhlmann enfatizó que una carencia de toallas sanitarias o tampones puede tener consecuencias reales para la salud de las mujeres pobres. El peligro es incluso mayor cuando madres e hijas están juntas en esta situación.

"El costo de comprar productos de higiene menstrual para varias mujeres en un hogar se acumula con rapidez", anotó Kuhlmann, profesora asociada de ciencias conductuales y educación en salud en la universidad.

Indicó que una falta de suministros para el periodo "puede empeorar los problemas que las mujeres tienen para afrontar las realidades de sus ciclos menstruales, como el sangrado, los calambres y otros síntomas".

Incluso hay consecuencias respecto al empleo. Según el estudio, un 36 por ciento de las mujeres dijeron que habían faltado días al trabajo debido a una falta de higiene adecuada para el periodo.

El nuevo estudio fue una encuesta de 183 mujeres de 18 a 69 años de edad, que provenían de 10 organizaciones comunitarias participantes de St. Louis que proveen servicios a las personas con unos ingresos bajos.

Muchas de las mujeres dijeron que habían pasado décadas afrontando lo que el equipo de Kuhlmann denominó "inseguridad de productos para el periodo".

Algunas de las mujeres utilizaban soluciones caseras para arreglárselas cuando no podían comprar tampones o toallas sanitarias, mientras que otras admitieron que habían robado productos de higiene. Otras dijeron que habían ido a las salas de emergencias de los hospitales para obtener toallas sanitarias diseñadas para mujeres en el periodo postparto.

Dos especialistas en la salud de las mujeres dijeron que los nuevos hallazgos deberían dar la alarma.

El estudio "revela unas estadísticas chocantes del país más rico del mundo", lamentó el Dr. Mitchell Kramer, presidente del departamento de obstetricia y ginecología del Hospital de Huntington de Northwell Health, en Huntington, Nueva York. "Enfatiza la importancia de la defensoría del cambio en las políticas relacionadas con la higiene menstrual de parte de los proveedores de atención de la salud y sus organizaciones profesionales".

El Dr. Adi Davidov, presidente interino del departamento de obstetricia y ginecología en el Hospital de la Universidad de Long Island, en Nueva York, se mostró de acuerdo.

"Claramente, la higiene menstrual no es un lujo, y deberíamos de alguna forma hacer que esos productos sean más fácilmente asequibles para las mujeres con unos ingresos bajos", enfatizó Davidov. "Respaldaría una legislación que haga que esos productos sean fácilmente asequibles para esas mujeres".

Algunos estados, entre ellos Connecticut, Florida, Illinois, Maine, Maryland, Massachusetts, Minnesota, Pensilvania, Nevada, Nueva Jersey, Nueva York, así como el Distrito de Columbia, han eliminado los impuestos de los productos de higiene femenina. Los grupos de defensoría de otros estados están presionando para que haya cambios fiscales similares.

Según el análisis de Kuhlmann, las mujeres pobres son las que menos equipadas están para costear esos impuestos. Su grupo calculó que si una mujer compra un paquete de 36 toallas sanitarias para usar toda la noche Maxi Pads with Wings por 9.27 dólares, pagaría entre 0.71 y 1.08 dólares por paquete en impuestos sobre la venta.

"Quizá no parezca mucho", comentó Kuhlmann en un comunicado de prensa de la universidad, "pero para algunas que quizá estén luchando por ganar suficiente dinero para las necesidades básicas, un paquete adicional de toallas cada año sería tremendamente útil. Además, se trata de una carga financiera que solo afecta a las mujeres que menstrúan".

Hace mucho que los grupos de mujeres han propugnado que los productos relacionados con el periodo menstrual se incluyan en programas como el WIC o en el Programa de Asistencia en Nutrición Complementaria (SNAP), que buscan ayudar a las mujeres con unos ingresos bajos.

¿Las organizaciones caritativas locales podrían ofrecer tampones y toallas sanitarias?

El equipo de Kuhlmann también investigó ese método, al encuestar a 18 organizaciones sin fines de lucro de St. Louis sobre qué tipos de productos estaban disponibles para sus clientas de forma rutinaria.

Apenas 13 ofrecían a las mujeres productos de higiene femenina, y nueve de esas organizaciones dijeron que solo estaban disponibles "de forma intermitente".

"En St. Louis, es más fácil obtener pañales que productos para el periodo," concluyó Kuhlmann. "Las mujeres compran productos desechables cuando pueden, pero con frecuencia se ven obligadas a depender de los donativos y/o a crear ellas mismas toallas sanitarias o tampones improvisados, la mayoría de veces de papel sanitario, pañuelos desechables o toallas de papel, pero también con los pañales de sus hijos, calcetines viejos, camisetas rotas o trapos".

Y para muchas madres pobres, las necesidades de sus hijos son prioritarias.

"Primero compran pañales, y luego productos de higiene menstrual para ellas si queda dinero", señaló Kuhlmann.

Davidov apuntó que todo esto "plantea un problema de salud pública a nivel tanto de la salud como social", y es "particularmente importante para las mujeres jóvenes y las chicas que están en sus años formativos".

Kuhlmann piensa que hay que hacer más por ampliar el acceso de las mujeres a los suministros para la higiene menstrual.

"Esto debe cambiar", escribió su equipo. "Instamos a los proveedores de salud de las mujeres y a sus organizaciones profesionales a que propugnen esos cambios en la política".

El nuevo estudio aparece en la edición de febrero de la revista Obstetrics & Gynecology.

Más información

Para más información sobre este tema, visite al grupo de defensoría sin fines de lucro Free the Tampons.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2019, HealthDay

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