Un cambio de dirección a principios del embarazo quizá no sea lo mejor para el bebé

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MARTES, 30 de julio de 2019 (HealthDay News) -- Si bien mudarse nunca es fácil, mudarse mientras está embarazada debe ser una experiencia agotadora.

¿Pero podría en realidad hacerle daño a su bebé? Sí, advierte una nueva investigación.

Los investigadores encontraron que cambiar de vivienda durante los tres primeros meses del embarazo se vinculaba con un aumento en el riesgo de que un bebé naciera de forma prematura o con un peso bajo al nacer.

"Ya se ha pensado en las mudanzas como un posible factor de riesgo durante el embarazo, porque se sabe que para muchas personas es una experiencia estresante", explicó la autora del estudio, Julia Bond.

Bond, que ahora es candidata doctoral en la Universidad de Boston, equiparó al estrés potencial de mudarse con el de otras alteraciones vitales importantes, como el divorcio o la muerte de un ser querido.

En el estudio, ella y su equipo analizaron los resultados de los partos de 28,000 mujeres que se habían mudado en su primer trimestre.

Entonces, los investigadores compararon esos resultados con los de 112,000 mujeres que no se mudaron a principios del embarazo. Todas las mujeres tenían a partir de 18 años y eran residentes del estado de Washington. Todas dieron a luz en algún momento entre 2007 y 2014.

¿Cuál fue el resultado? Mudarse en los primeros 90 días del embarazo se asoció con un riesgo un 42 por ciento más alto de dar a luz de forma prematura, lo que significa antes de las 37 semanas de gestación.

Una mudanza en el primer trimestre también se vinculó con un aumento del 37 por ciento en el riesgo de nacer con peso bajo, señaló Bond, que dirigió el estudio cuando era estudiante de postgrado en el departamento de epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Washington, en Seattle. Eso significaba que un bebé nacía con menos de unas 5.5 libras (2.5 kilos).

Una mudanza a principios del embarazo también pareció vincularse con un riesgo un 9 por ciento más alto de dar a luz a un bebé más pequeño que el promedio, según el informe, publicado en la edición en línea del 30 de julio de la revista Journal of Epidemiology & Community Health.

Aunque los hallazgos resaltan un vínculo entre las mudanzas y las complicaciones del nacimiento, no prueban que las unas causen a las otras, anotaron los autores del estudio.

Aun así, la asociación se observó en todas las mujeres, independientemente de los antecedentes sociales o qué tan ricas fueran las futuras madres. Y los riesgos, afirmó Bond, fueron "significativos".

Por ejemplo, Bond anotó que "se sabe que un peso bajo al nacer y el nacimiento prematuro se asocian con un aumento en el riesgo de problemas graves de la salud, y no solo inmediatamente después del nacimiento, sino a lo largo de toda la vida".

¿Pero qué tienen las mudanzas que son tan problemáticas para una mujer recién embarazada? Por ahora, el equipo solo puede especular.

"Por una parte, el estrés puede activar una vía biológica de hormonas que pueden influir en la salud de un bebé en desarrollo", indicó Bond.

Mudarse implica un esfuerzo físico de levantar y empacar objetos, que también podría tener un rol. Y mudarse también puede "alterar unas importantes redes de respaldo social", socavando las rutinas de atención prenatal, sugirió.

Según la Oficina del Censo de EE. UU., alrededor de un tercio de todos los estadounidenses se han mudado en los cinco años anteriores. Y como Bond reconoció, "la realidad es que el embarazo es un momento de las vidas de muchas personas en que mudarse tiene sentido".

¿Qué deben hacer los padres preocupados?

Bond enfatizó que su investigación "no es un sustituto del consejo médico de un profesional de la atención de la salud. [Pero] las mujeres embarazadas deben asegurarse de hablar sobre sus planes de mudarse con su proveedor de atención de la salud, igual que harían ante cualquier evento estresante".

Hay otro tipo de comunicación que es esencial: la que se da entre los miembros de la pareja.

Eso asegura el Dr. Nicholas Vásquez, que no formó parte del equipo del estudio, pero que es médico de emergencias en el Centro Médico Regional de Chandler, en Arizona.

"La naturaleza de la relación entre los cónyuges podría tener un rol clave en cuál es el resultado de todo esto, porque cuando va a llegar un bebé, el imperativo biológico de las madres con frecuencia es ponerse a ellas mismas en último lugar, absorber todas las cargas que proteger al bebé implica para ellas", advirtió Vásquez.

"Pero qué tanto el estrés, la ansiedad y la incertidumbre afectan a la madre, y quizá al niño, tiene mucho que ver con lo que hace el cónyuge", añadió. "¿El cónyuge ofrece respaldo o no? ¿Está el cónyuge dispuesto a librar a la madre todo lo posible de la carga de la mudanza? ¿Se hace cargo? Si lo hace, eso podría muy bien reducir las probabilidades de un impacto negativo para el bebé".

Más información

Para más información sobre la atención y la seguridad en el primer trimestre, visite Johns Hopkins Medicine.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

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