Los reclusos de EE. UU. no reciben la atención médica que necesitan, según un informe

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Key Takeways

Un amplio estudio muestra que las personas encarceladas en los Estados Unidos tienen un acceso irregular a medicamentos y atención para enfermedades crónicas

Los problemas incluyen muy poca financiación y muy poco personal

Un autor afirmó que los hallazgos plantean preocupaciones sobre el acceso y la calidad de la atención tras las rejas

VIERNES, 14 de abril de 2023 (HealthDay News) -- Los reclusos de las prisiones de EE. UU. quizá reciban un tratamiento gravemente insuficiente para afecciones de la salud crónicas y comunes, como el asma, la diabetes tipo 2, el VIH y las enfermedades mentales, sugiere una investigación reciente.

Aunque los investigadores carecían de datos completos sobre los reclusos, alcanzaron esta conclusión a través de una variedad de fuentes, entre ellas encuestas nacionales sobre la salud de 2018 a 2020, y una base de datos comercial sobre las recetas.

Encontraron que los individuos recién encarcelados con diabetes tipo 2 conformaban alrededor de un 0.44 por ciento de los casos en EE. UU. Sin embargo, recibían más o menos un 0.15 por ciento de los medicamentos orales contra la hiperglucemia. Esta es una diferencia de casi tres veces.

Los individuos encarcelados con asma conformaban un 0.85 por ciento de la población de EE. UU. con asma, encontró el estudio, pero solo un 0.15 por ciento del volumen del tratamiento para el asma, una diferencia de más de cinco veces.

"Nuestros hallazgos plantean preocupaciones serias sobre el acceso a y la calidad de la atención farmacológica de unas afecciones de la salud crónicas muy comunes entre los reclusos", señaló el autor sénior del estudio, el Dr. G. Caleb Alexander, profesor de epidemiología de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore.

"Antes de comenzar sabíamos que la población de reclusos de EE. UU. tiene una prevalencia más alta de algunas enfermedades crónicas", comentó en un comunicado de prensa de la universidad. "Pero de verdad nos sorprendió el alcance de la falta potencial de tratamiento que identificamos".

Investigaciones anteriores han encontrado evidencias de que el estimado de 2 millones de personas encarceladas en Estados Unidos reciben una atención de salud de baja calidad bajo condiciones que incluyen una falta de financiación y muy poco personal.

Los investigadores apuntaron que pocos estudios han examinado a enfermedades crónicas y comunes, como la diabetes y el asma.

"La atención de la salud es provista en las cárceles y prisiones por un popurrí de proveedores de atención de la salud, entre los cuales los más comunes son contratistas privados que no comparten mucho la información sobre los servicios que proveen a las personas encarceladas", lamentó el coautor del estudio, Brendan Saloner, profesor asociado de políticas y administración de la salud de la Johns Hopkins.

"La falta de transparencia significa que los defensores y legisladores tienen una imagen muy incompleta de los medicamentos disponibles durante una estadía en una cárcel o prisión", anotó en el comunicado.

Los investigadores trabajaron con dos grupos de estimados. Uno estimó la prevalencia de afecciones específicas entre las personas recién encarceladas. El otro se enfocó en el porcentaje de recetas para las enfermedades comunes crónicas que se surten a las cárceles locales y las prisiones estatales. No había datos federales disponibles.

Los autores ajustaron por la posibilidad de datos faltantes, y anotaron que las disparidades entre los individuos encarcelados y los demás quizá se subestimen.

El análisis encontró una pesada carga de algunas enfermedades tras las rejas.

Los investigadores estimaron una prevalencia del virus de la hepatitis de un 6.08 por ciento entre los reclusos, frente a un 1.41 por ciento entre las personas no encarceladas. En cuanto a la infección con el VIH, los investigadores estimaron una prevalencia de un 0.84 por ciento entre los reclusos, en comparación con un 0.28 por ciento entre las demás personas.

La prevalencia estimada de depresión fue de un 15 por ciento entre los reclusos, frente a un 7.64 por ciento entre los demás. La enfermedad mental grave fue de un 13.12 por ciento, en comparación con un 4.89 por ciento en el resto.

Los individuos encarcelados con el VIH representan más o menos un 2.2 por ciento del total en EE. UU., pero recibían apenas un 0.73 por ciento de los antivirales, una diferencia de tres veces, estimaron los investigadores.

Los individuos encarcelados con una enfermedad mental grave representan un 2 por ciento de los casos de EE. UU. Pero recibían alrededor de un 0.48 por ciento de los tratamientos, lo que incluye a los antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo, una brecha cuádruple, encontró el estudio.

Alexander señaló que los hallazgos quizá reflejen no solo la negligencia institucional, sino también factores como la naturaleza provisional de muchas estadías en cárceles locales. También podrían reflejar una alta prevalencia de enfermedad mental, lo que puede complicar el tratamiento de otras afecciones en la población de reclusos.

Los hallazgos del estudio se publicaron en la edición en línea del 14 de Abril de la revista JAMA Health Forum.

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen más información sobre los problemas de la atención de la salud entre los reclusos.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTE: Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, news release, April 14, 2023

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Inmates may require advocates' help to get the care and medicine they need to deal with chronic diseases.

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