Los pobres estadounidenses son menos felices que nunca, según un estudio

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LUNES, 18 de junio de 2018 (HealthDay News) -- A lo largo de las últimas dos décadas, los blancos pobres estadounidenses se han vuelto cada vez más infelices, según un nuevo informe.

Lo mismo no parece ser cierto para sus pares más adinerados, indicaron los investigadores.

Los hallazgos proceden de dos encuestas sobre la salud mental realizadas en 1995 y 2014. Colectivamente, las encuestas incluyeron más de 4,600 adultos blancos no hispanos entre los 24 y los 76 años de edad.

"La salud mental fue evaluada mediante las emociones negativas y las positivas, [es decir] con medidas del malestar psicológico y del bienestar", explicó la autora del estudio, Noreen Goldman, profesora de demografía y asuntos públicos en la Facultad de Asuntos Públicos e Internacionales Woodrow Wilson de la Universidad de Princeton.

"Encontramos que, en general, la salud mental se redujo a lo largo de este periodo", añadió.

La reducción se observó en los adultos de todas las edades. Pero Goldman indicó que "los que tenían un estatus socioeconómico más alto experimentaron solo unas reducciones modestas o, en algunos casos, mejoras en la salud mental".

¿Por qué? Goldman enfatizó que el estudio "no puede inferir causalidad".

Al mismo tiempo, reconoció que en los últimos 20 años se ha producido un aumento marcado en las tasas tanto de uso inadecuado de opioides como de suicidio.

De hecho, un informe reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. reveló que las tasas de suicidio en Estados Unidos aumentaron en más de un 30 por ciento entre 1999 y 2016.

Aunque el equipo de Goldman evitó extraer conclusiones sobre lo que podría estar minando la salud mental de los estadounidenses pobres, se han desarrollado varias tendencias nacionales desde finales de los años 90.

Un aumento en el abuso del alcohol y de sustancias (más precisamente, en forma de uso inadecuado de opioides) es uno de estos problemas, indicaron los autores del estudio. Y probablemente el aumento de la tasa de mortalidad a nivel nacional esté relacionado con este problema, sobre todo entre los estadounidenses blancos de mediana edad y entre los estadounidenses más pobres.

Para ver cómo la salud mental ha evolucionado en el mismo periodo, el equipo observó primero los datos de encuestas realizadas mediante entrevistas telefónicas que empezaron en 1995-1996. La mayoría de los entrevistados eran blancos.

A su vez, un segundo grupo de adultos con una edad parecida fue entrevistado luego entre 2011 y 2014.

La riqueza máxima se definió como ganar entre 200,000 y 300,000 dólares (o más) al año y/o tener 1 millón de dólares (o más) en activos. En 1995, el 1.3 por ciento llegaron a un nivel de ingresos de 200,000 dólares, mientras que el 2.3 por ciento obtuvieron la puntuación máxima respecto a los activos. En 2014, el 0.8 por ciento llegaron a un nivel de ingresos de 300,000 dólares, mientras que el 8.2 por ciento llegaron al nivel máximo de activos.

El equipo encontró que los participantes que llegaron o superaron a esos marcadores de riqueza mantuvieron unos niveles más o menos constantes de optimismo y felicidad a lo largo del periodo de dos décadas. Sus indicadores también fueron relativamente positivos, y solo un 8 por ciento reportaron una perspectiva negativa de la vida en 2014.

En contraste con esto, el 37 por ciento de los estadounidenses más pobres registraron una visión negativa de la vida en 2014, lo que representa una reducción significativa respecto a sus indicadores de 1995. También se observaron unas disminuciones parecidas entre los blancos pobres en cuanto a la satisfacción vital y una sensación general de bienestar.

En general, los investigadores concluyeron que los resultados "dibujan un cuadro de una estratificación social sustancial en la salud psicológica de los adultos estadounidenses".

Los hallazgos aparecen en la edición del 18 de junio de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

El Dr. David Katz, director del Centro de Investigación sobre la Prevención de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, dijo que el estudio "establece convincentemente el vínculo" entre la pobreza y una peor salud mental. Katz no participó en la investigación.

"[Pero] es digno de mención", añadió Katz, "que la pobreza no produce necesariamente unos malos resultados para la salud en un contexto en que todo el mundo es pobre. Pero cuando la diferencia entre los que tienen y los que no es grande y está muy a la vista, también es aparentemente bastante tóxica para la salud, tanto física como mental. Se trata de un hallazgo muy precautorio para Estados Unidos hoy en día, donde la riqueza está más concentrada que nunca".

En cuanto al motivo por el que los estadounidenses más ricos parecen inmunes, Katz indicó que aunque el viejo adagio de que "el dinero no da la felicidad" podría ser cierto, "quizá sí puede servir como muro de contención contra la desesperación".

"Así que los esfuerzos en la salud pública para luchar contra la depresión, el suicidio y la adicción deben confrontar las influencias perniciosas de la pobreza y la desigualdad si quieren tener éxito", planteó.

Más información

Hay más información sobre la felicidad y la pobreza en el Instituto Urbano.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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