El impuesto a los refrescos en Filadelfia se vincula con importantes reducciones en las ventas

soda cans
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MARTES, 14 de mayo de 2019 (HealthDay News) -- Los impuestos a los refrescos parecen ser un arma efectiva en la guerra contra la obesidad y la diabetes tipo 2, sugiere un nuevo estudio.

En enero de 2017, Filadelfia comenzó a gravar las bebidas endulzadas con azúcar y con edulcorantes artificiales, y en ese año sus ventas en las cadenas de supermercados se redujeron en un 38 por ciento. Pero es demasiado pronto como para saber si esto resultará en una mejor salud, señalan los expertos.

La investigadora principal, Christina Roberto, profesora asistente de ética médica y políticas de la salud en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, dijo que hay muchos motivos para pensar que, con el tiempo, el impuesto tendrá beneficios para la salud. Las bebidas endulzadas con azúcar se asocian con aumentos en la diabetes tipo 2, la obesidad y las caries.

"Gravar a las bebidas endulzadas con azúcar es una de las políticas más efectivas con que contamos para reducir la compra de esas bebidas malsanas", afirmó Roberto en un comunicado de prensa de la universidad. "Es una medida obvia para la salud pública, y una política con la que todos ganan".

En Filadelfia, más de un 68 por ciento de los adultos y un 41 por ciento de los niños tienen sobrepeso o son obesos, según los investigadores. Esto es en comparación con dos tercios de los adultos en todo el país.

Y la epidemia de obesidad es un motivo importante de que se estén adoptando impuestos a los refrescos. Actualmente, siete ciudades los tienen, y Connecticut y Colorado están pensando en un impuesto estatal.

Pero cuando Filadelfia siguió a Berkeley, California, y se convirtió en la segunda ciudad de EE. UU. en gravar a las bebidas azucaradas, la reducción del consumo solo se consideraba como un beneficio secundario.

El impuesto, de 1.5 centavos por onza (casi 30 mililitros), se creó para generar dinero para la educación prekínder universal, las escuelas comunitarias y mejoras en los parques y centros recreativos. Es pagado por los distribuidores de bebidas, y se pasa a los clientes.

En Filadelfia, un 32 por ciento de los adultos y un 18 por ciento de los adolescentes consumen una bebida endulzada con azúcar o más cada día, apuntó Roberto.

Un año tras la entrada en vigor del impuesto, se vendieron más de mil millones de onzas (29,573,530 litros) menos de bebidas azucaradas en Filadelfia, según el estudio. Eso equivale a más o menos 83 millones menos de latas de refresco. El impuesto añadió 0.65 centavos por onza al costo de las bebidas en los supermercados, 0.87 centavos en los mayoristas, y 1.56 centavos en las farmacias de la ciudad.

Pero el costo añadido aparentemente no acabó con el deseo del todo. Las ventas de refrescos se dispararon en la ciudades cercanas en 2016 y 2017, según el estudio, publicado en la edición del 14 de marzo de la revista Journal of the American Medical Association.

"Si de verdad vamos a ponernos serios sobre cambiar la situación en lo que es una crisis de salud pública, necesitaremos cambios en las políticas que modifiquen el ambiente", declaró Roberto a HealthDay News.

En el estudio, su equipo recolectó datos de 291 sucursales de cadenas en Filadelfia y justo después del límite de la ciudad.

Entre enero de 2016 y diciembre de 2017, las ventas de las bebidas gravadas se redujeron en un 59 por ciento en los supermercados, en un 40 por ciento en los mayoristas, y en un 13 por ciento en las farmacias, encontró el estudio.

Pero las ventas justo fuera de la ciudad aumentaron en 308.2 millones de onzas (9,108,647 de litros) cuando algunos clientes salieron de la ciudad para comprar bebidas sin impuestos.

La Dra. Kristine Madsen, profesora asociada de salud pública en la Universidad de California, en Berkeley, dijo que hay amplias evidencias de que los impuestos a los refrescos reducen el consumo de las bebidas malsanas.

Madsen, coautora de un editorial publicado con el estudio, predice que las iniciativas como los impuestos a los refrescos, que cambian la conducta, tendrán un inmenso beneficio para la salud del país.

"Es muy difícil cambiar las conductas de las personas, porque nada en su ambiente cambia", añadió Madsen. "El efecto que observamos con los impuestos a los refrescos es masivo, y de verdad preveo que esta reducción en el consumo al final conducirá a unos impactos significativos en la salud".

Más información

La Obesity Action Coalition ofrece más información sobre los impuestos a los refrescos.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2019, HealthDay

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