Las retiradas de un antihipertensivo afectaron a la salud de los pacientes

patient on stretcher
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MIÉRCOLES, 20 de noviembre de 2019 (HealthDay News) -- Las visitas a las salas de emergencias por la hipertensión se dispararon después de la retirada del año pasado de valsartán, un popular medicamento para el corazón, informan unos investigadores canadienses.

El primer mes tras la retirada, hubo un aumento del 55 por ciento en las personas que acudían a los departamentos de emergencias del área de Ontario quejándose de hipertensión, señaló la investigadora principal, Cynthia Jackevicius, científica sénior del Instituto de Ciencias Clínicas de la Evaluación, en Toronto.

Es probable que algunos de los pacientes fueran usuarios de valsartán que dejaron de tomar el antihipertensivo tras ver las alarmantes noticias sobre la retirada, que decían que en algunos lotes del fármaco se había encontrado un carcinógeno potencial, comentó Jackevicius.

"Nueve de cada 10 tuvieron una alternativa de reemplazo" para el valsartán en un plazo de tres meses. "Pero eso significa que uno de cada 10 no la tuvo", advirtió Jackevicius.

"Es un poco preocupante, que algunos de esos pacientes pudieran haberse confundido o preocupado, y que decidieran no cambiar a otro fármaco", añadió.

La retirada ocurrió en julio de 2018 en Canadá y Estados Unidos, después de que el fabricante de genéricos Mylan Pharmaceuticals detectara cantidades residuales de un compuesto probablemente carcinógeno llamado N-nitrosodimetilamina (NDEA) en el valsartán.

Fue una retirada inusualmente grande que despertó un intento interés mediático, y Jackevicius y sus colaboradores se preguntaban cómo podría haber afectado a los usuarios del fármaco.

Recurrieron a los expedientes de recetas y médicos canadienses para observar cómo los usuarios de valsartán respondieron a la crisis.

La Dra. Mary Norine Walsh, expresidenta del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology) y cardióloga en el Centro Cardiaco de St. Vincent, en Indiana, dijo que "son datos de verdad interesantes, porque yo habría supuesto que en Canadá y EE. UU. la sustitución se hizo de manera bastante instantánea".

Es lo que sucedió, en la mayoría de los casos.

En un plazo de un mes, un 85 por ciento de los pacientes tenían una nueva receta para una alternativa al valsartán genérico, apuntó Jackevicius. A los tres meses, un 90 por ciento tenían una receta de un antihipertensivo distinto.

Pero eso dejó un 10 por ciento de los pacientes que tomaban el valsartán retirado a quienes no se había recetado una alternativa, anotó Jackevicius.

"Quizá se enteraron de la retirada en las noticas y nunca fueron al médico o profesional clínico para obtener una sustitución", comentó Walsh.

"Cuando hay una retirada como esta, ¿los pacientes desconfían de sistema? ¿No vuelven a tomar medicamentos porque tienen miedo? No lo sé", observó Walsh.

Inmediatamente tras la retirada, las personas acudieron en masa a los departamentos de emergencias de Toronto para el tratamiento de la presión arterial, encontraron los investigadores.

Es probable que muchas de esas personas tuvieran miedo de tomar el valsartán y fueran a emergencias para obtener un medicamento de reemplazo porque no pudieron comunicarse con su médico, sugirió Jackevicius.

"No es el mejor lugar al que acudir" cuando se retira un medicamento, señaló. "Ir al departamento de emergencias no es un buen uso de sus recursos, y no es un buen uso del tiempo del paciente".

Pero es probable que muchos dejaran de tomar el fármaco del todo y sufrieran síntomas relacionados con la hipertensión, dijeron Jackevicius y Walsh.

Según Walsh, "a las personas les fue peor si dejaron de tomarlo, algo que no es sorprendente, porque el principal motivo de que se lo recetaran fue la hipertensión".

Jackevicius observó que el incidente reveló lagunas en las respuestas de la medicina a las retiradas importantes de fármacos.

Empoderar a los farmacéuticos para que se pongan en contacto con los pacientes y receten alternativas podría ser una forma de mejorar la respuesta a una retirada, planteó Jackevicius.

Los farmacéuticos tienen un conocimiento directo de los medicamentos que suministran a los pacientes con el que sus médicos no cuentan, explicó.

"Tendría sentido que asuman una mayor responsabilidad y que se les dé la autoridad de sustituir los medicamentos comunes, de ser alguien a quien acudir en el evento de una retirada", aseguró Jackevicius. "Son accesibles y conocerían medicamentos similares que serían adecuados para esa afección".

Los funcionarios de salud pública también podrían ayudar al crear de forma oportuna una lista consensuada de medicamentos alternativos aprobados, de forma que los médicos y los farmacéuticos pudieran pasar a los pacientes a una nueva receta de manera rápida y eficiente, añadió.

Jackevicius presentó su estudio el fin de semana pasado en la reunión anual de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), en Filadelfia. El trabajo también se publicó en una edición reciente de la revista Circulation.

Más información

La Asociación Americana del Corazón ofrece más información sobre los antihipertensivos.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2019, HealthDay

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