Un estudio resalta unas grandes diferencias en la salud entre los estados

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MARTES, 10 de abril de 2018 (HealthDay News) -- La duración de su vida podría depender de dónde vive.

Una nueva investigación sugiere que si pasa sus días en la soleada isla de Hawái, su esperanza de vida es de más de 81 años. Pero al cruzar medio país y llegar a Mississippi, puede considerarse afortunado si llega a los 75.

"En términos de los resultados de salud, Estados Unidos no está unido", lamentó el Dr. Howard Koh, coautor de un editorial publicado junto con el nuevo estudio.

"Queremos que todos alcancen su potencial completo de salud, y a veces eso sucede. Pero este estudio también muestra mucha muerte y sufrimiento prevenibles", añadió Koh, que fue secretario asistente en el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. durante la administración de Obama.

En general, el estudio descubrió algunas buenas noticias: las tasas de muerte prematura se han reducido en Estados Unidos en general. En 1990, 745 de cada 100,000 personas fallecieron de forma prematura. Para 2016, esa cifra se había reducido a 578 por cada 100,000 personas.

Los 10 estados con las probabilidades más bajas de muerte prematura fueron: California, Connecticut, Hawái, Massachusetts, Minnesota, New Hampshire, Nueva Jersey, Nueva York, Vermont y Washington.

Pero no todos los estados recibieron buenas noticias. Los 10 estados con las probabilidades más altas de muerte prematura fueron: Alabama, Arkansas, Kentucky, Luisiana, Mississippi, Nuevo México, Oklahoma, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia Occidental.

Para las personas jóvenes y de mediana edad, hubo esperanzas en la mayoría de los estados. Las probabilidades de fallecer de los adultos de 20 a 55 años se redujeron en 31 estados y en Washington, D.C., entre 1990 y 2016, mostraron los hallazgos.

Pero en 19 estados, a los adultos jóvenes y de mediana edad no les fue igual de bien. En esos estados se han revertido décadas de declives en las tasas de mortalidad. Y en Nuevo México, Wyoming, Oklahoma, Kentucky y Virginia Occidental, las probabilidades de morir de ese grupo de edad no solo dejaron de bajar, sino que en realidad aumentaron en un 10 por ciento en el periodo del estudio.

Koh anotó que un motivo sustancial de la creciente tasa de mortalidad en algunos estados fueron "enfermedades de la desesperación", lo que incluye los trastornos por el uso de sustancias (el abuso de medicamentos, drogas y alcohol), cirrosis hepática y autolesiones.

No resultó sorprendente que el uso de opioides tuviera un rol importante en algunos de los resultados negativos. En 1990, el trastorno por uso de opioides ocupaba el lugar 52 en la lista de cosas que provocaban pérdidas en los años de vida. En 2016, el trastorno por uso de opioides subió al lugar 15 de esa lista.

La principal causa de años de vida perdidos fue la enfermedad cardiaca, seguida por el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La enfermedad de Alzheimer y otras demencias, junto con el cáncer de colon, completaron los primeros cinco puestos, según el informe.

Los principales factores de riesgo que contribuyen a esas afecciones incluyen una mala dieta, la obesidad, la diabetes, el consumo de tabaco, una falta de ejercicio y el consumo de alcohol, encontró el estudio.

El Dr. Len Horovitz, especialista pulmonar en el Hospital Lenox Hill de la ciudad de Nueva York, apuntó que la EPOC está en aumento debido al tabaquismo y la contaminación atmosférica continuos.

"Muchos de esos problemas se originan en el estilo de vida. Uno de los mayores problemas es lograr que las personas cambien sus hábitos de estilo de vida", dijo.

Horovitz añadió que es probable que lograr que los niños hagan cambios, sean más activos y coman alimentos saludables sea la forma más efectiva de realizar cambios duraderos.

El Dr. Howard Selinger, catedrático de medicina familiar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Quinnipiac, en Connecticut, dijo que los hallazgos no eran sorprendentes.

"La atención de la salud y los resultados de salud son muy regionales, y los estados del sur tienden a tener más enfermedades crónicas relacionadas con la obesidad y con el consumo del tabaco, además de una falta de disponibilidad de ciertos servicios. Hay menos atención preventiva básica disponible en el sur", señaló Selinger.

Mejorar algunos de los peores hallazgos del estudio requerirá abordar los desencadenantes de las afecciones, como el abuso de sustancias y la obesidad, planteó. Y eso significa abordar algunos de los "determinantes sociales de la salud", que incluyen factores como la vivienda, la educación, el transporte, los ingresos y la nutrición, explicó Selinger.

"La salud no ocurre en un centro médico, ocurren en casa y en la comunidad", dijo Selinger.

Koh añadió que se necesitan sistemas fuertes de salud pública, pero que "vivimos en una sociedad en que la prevención todavía no se valora como la prioridad de salud más alta, y tantas enfermedades son prevenibles. Con algo de suerte, este análisis provocará nuevas conversaciones sobre la necesidad de mejorar el poder de la prevención para todos".

Koh recomendó que cada estado se pregunte cómo puede mejorar sus sistemas de salud pública y abordar los factores que afectan a sus residentes. "Nuestra buena salud es un regalo", añadió.

Los investigadores, dirigidos por el Dr. Christopher Murray de la Universidad de Washington en Seattle, observaron la literatura publicada de 333 causas y 84 factores de riesgo vinculados con la mortalidad entre 1990 y 2016.

El estudio aparece en la edición del 10 de abril de la revista Journal of the American Medical Association.

Más información

Si quiere ideas para mejorar su propia salud, visite el sitio web Healthy For Good de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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