¿Podrían los genes influir sobre el voto?

El ADN podría explicar algunas diferencias entre los puntos de vista liberal y conservador, afirman investigadores

LUNES, 27 de agosto (HealthDay News) -- La campaña presidencial de EE. UU. se calienta, se acerca el día de las elecciones, y los expertos en ciencias políticas afirman que algún día las campañas podrían beneficiarse de tener una comprensión más profunda de los votantes, hasta de su mismo ADN.

"Desde 2005, ha habido un gran cambio de actitud respecto a la idea de que los genes pueden influir sobre los rasgos políticos", señaló Peter Hatemi, profesor asociado de ciencias políticas, microbiología y bioquímica de la Universidad Estatal de Pensilvania.

"La mayoría de científicos sociales veían el mundo como una tabula rasa, y pensaban que las actitudes se desarrollaban según la familia, los sucesos y las experiencias", añadió.

La investigación sobre la base genética de las opiniones políticas ha crecido significativamente en los últimos ocho años, señaló Hatemi. Su completa revisión de investigaciones previas sobre el rol de la genética en las actitudes, ideologías y conductas de votación, que escribió junto con Rose McDermott, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Brown, aparece en la edición en línea del 27 de agosto de la revista Trends in Genetics.

Los científicos políticos han tomadas prestadas las técnicas de los genetistas para estudiar medicina y psicología, pero lo que quizás tenga el mayor impacto sobre la salud pública podría ser la forma en que los científicos políticos están usando estos métodos.

"El mundo gira alrededor de la política, no de la esquizofrenia. Es importante estudiarlo porque el mayor determinante de la salud pública será la política", asegura Hatemi.

Una técnica en particular conlleva el estudio de gemelos idénticos y fraternos. Los investigadores pueden comparar la frecuencia con que los gemelos idénticos, que comparten todos los genes, y los gemelos fraternos, que en promedio comparten la mitad de los genes, dan las mismas respuestas a preguntas sobre política para medir qué tanto tiene que ver la genética en distintas categorías.

Hatemi y McDermott revisaron estudios anteriores con gemelos, y reportaron que alrededor de la mitad de la variación en los rasgos políticos se podía explicar mediante la genética, y la otra mitad mediante la crianza y el ambiente.

Categorías como el conocimiento político y una ideología liberal versus conservadora probablemente fueran más afectadas por la genética, mientras que la identificación con un partido político era potentemente afectada por la crianza, señalaron los investigadores.

"Las preguntas que identifican quién es liberal y quién es conservador, las opiniones sobre el aborto y la pena de muerte, en realidad son fuertemente impulsadas por la genética", aseguró James Fowler, profesor de genética médica y ciencias políticas de la Universidad de California, en San Diego. "Se trata de actitudes hacia la reproducción y la supervivencia".

Hatemi anotó que "cuando se llega a las afiliaciones, a qué grupo se pertenece, eso tiene mucho que ver con la familia".

En general los genes no parecen alcanzar su potencial pleno en la influencia sobre la política más o menos hasta los 21 a 25 años de edad, cuando los hijos abandonan la casa paterna, según un estudio de Hatemi y colegas que se incluyó en la revisión.

"El ambiente familiar es tan fuerte que anula cualquier similitud genética, pero uno sale de casa y hace su propio camino", planteó Hatemi.

Entonces, los genes pueden influir sobre dónde uno termina trabajando y viviendo, con quién crea amistades, y esas experiencias afectan la política, añadió Hatemi. Los gemelos idénticos siguen siendo políticamente parecidos en la adultez, mientras que los gemelos fraternos se diferencian más.

No es difícil hacer la conexión entre la genética y la política, aunque los científicos políticos tardaron mucho en aceptar la idea, que ha sido objeto de burla por parte de los expertos políticos y de incomprensión en los medios de comunicación, comentó Fowler.

"La expresión genética afecta a los neurotransmisores, lo que afecta la personalidad, lo que afecta la conducta política", planteó.

Los investigadores apenas comienzan a vincular las variaciones en los genes que tienen que ver con la función de los neurotransmisores reguladores del estado de ánimo, específicamente la dopamina y la serotonina, con variaciones en las actividades (como el voto) y las opiniones políticas.

"Son los sospechosos usuales ante cualquier conducta social", explicó Hatemi.

Sin embargo, algo tan complejo como la conducta política podría involucrar a miles de genes que interactúan entre sí en distintas formas, según Hatemi.

Los estudios también han descubierto una conexión entre la ideología política y los genes involucrados con el sentido del olfato. Esto podría tener sentido, porque la investigación de Hatemi sugiere que las personas prefieren el olor de otros con inclinaciones políticas similares.

"Quizás se trate de una estrategia [evolutiva] para hallar personas con las mismas ideas, de forma que puedan permanecer juntas suficiente tiempo para procrear", apuntó Hatemi, y añadió que la unión de James Carville, un asesor político liberal, con Mary Matalin, una conservadora, es una "anomalía".

Aunque este tipo de investigación en realidad no dará a los políticos información sobre los genes de las personas, podría ayudarles a comprender indirectamente la forma en que las personalidades y las creencias afectan a los argumentos políticos, apuntó Fowler.

Esto podría significar que quizás sea difícil convencer a algunas personas genéticamente predispuestas a opiniones contundentes sobre temas controversiales de cambiar de opinión, incluso cuando se les presenta evidencia clara, apuntó Fowler. "Mientras más comprendemos estos distintos procesos de pensamiento, más podemos personalizar los mensajes y explicar mejor a las personas qué es verdad y qué no lo es", aseguró.

Más información

Para más información sobre la genética y las políticas de salud, visite el Centro de Genética y Política Pública de la Universidad de Johns Hopkins.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2011, HealthDay

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