La enfermedad de un cónyuge implica el deterioro de la salud del otro

El estrés de la hospitalización podría ser una carga mortal

DOMINGO 10 de febrero (HealthDay News/Dr. Tango) -- Se le conoce como el "efecto viudez" y hace tiempo que los médicos están familiarizados con este fenómeno curioso pero real: Cuando muere uno de los cónyuges hay una mayor probabilidad de que el cónyuge superviviente fallezca al poco tiempo después.

Ahora, los investigadores comprenden mejor los factores que interactúan y se han dado cuenta de que este declive en la salud empieza a menudo con la hospitalización de un cónyuge.

Los nuevos hallazgos sugieren que la hospitalización de un cónyuge por enfermedad grave acarrea riesgos de salud para el otro. El culpable: el estrés y el estado de agitación continua al que está sometido el cónyuge mientras sobrelleva la hospitalización del esposo/a enfermo/a.

"No es que la enfermedad de su cónyuge ocasione por arte de magia el deterioro repentino de su salud", apuntó el Dr. Nicholas A. Christakis, profesor de sociología médica del Departamento de políticas de atención de la salud de la Facultad de medicina de Harvard. "Creemos que supone algún tipo de carga".

Para descubrir la conexión, Christakis y Paul D. Allison, un estadista de la Universidad de Pensilvania, examinaron los expedientes de más de medio millón de parejas que se afiliaron a Medicare entre 1993 y 2001. Sus hallazgos, publicados en la revista New England Journal of Medicine, demuestran el efecto dominó de la hospitalización de un cónyuge, en un rango de varias enfermedades, sobre la salud del otro.

"Lo que muestra este trabajo de investigación es que la enfermedad de una persona, en este caso un cónyuge, puede afectar la salud y la mortalidad de otra persona", explicó Christakis. "Y esto, a su vez, implica que cuidar mejor de un enfermo no sólo beneficia a la persona enferma, sino también a otros, como su cónyuge".

En los Estados Unidos, al menos 44 millones de adultos, incluidos los cónyuges, cuidan de un ser querido, según las estimaciones de la National Alliance for Caregiving. No obstante, pocos de estos individuos están bien preparados para lidiar con los rigores de cuidar a otra persona o para la carga que esto supone para la salud, de acuerdo con la Family Caregiver Alliance.

En términos generales, el estudio de Christakis halló que la hospitalización del cónyuge aumenta en 22 por ciento el riesgo de muerte en el hombre en comparación con la muerte del cónyuge. La hospitalización del cónyuge aumentó el riesgo de muerte en la mujer en 16 por ciento.

Algunas enfermedades representan una mayor carga que otras. Por ejemplo, la hospitalización de una mujer por accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca congestiva o fractura en la cadera aumentó el riesgo de morir del esposo en seis, doce y quince por ciento, respectivamente. De modo similar, la hospitalización de un hombre por cáncer de colon no afectó de manera significativa el riesgo de muerte de la esposa, pero otras enfermedades sí que tuvieron un importante impacto.

La hospitalización del cónyuge por demencia resultó ser más estresante, aumentando el riesgo de muerte en 22 por ciento para los hombres y 28 por ciento para las mujeres, dijo Christakis. "De hecho", agregó, "mostramos que tener un cónyuge demente era tan malo como ser viudo".

Algunas enfermedades son letales, pero no suponen una fuerte carga para el cuidador, ya sea física, psicológica, financiera o una combinación de las tres, explicó.

El estudio también identificó ciertos periodos de tiempo en los que los cuidadores eran especialmente vulnerables: justo después de una hospitalización y de nuevo a los tres o seis meses de lidiar con la enfermedad.

Suzanne Mintz, presidenta y cofundadora de la National Family Caregivers Association, dijo que el estudio ofrece una prueba adicional de que el estrés de cuidar a un familiar puede tener consecuencias negativas para la salud.

"Los hallazgos no deberían atemorizar a los que cuidan de un familiar", destacó, "sino que lo más importante, con cierto optimismo, es que les ayude a priorizar sus propias necesidades de salud".

El riesgo de depresión de los que cuidan de un cónyuge enfermo es seis veces mayor que los que no lo hacen, anotó Mintz. Además, son menos propensos a pedir ayuda, apuntó. Para proteger su salud, Mintz anima a los que cuidan de un ser querido a distribuir la carga del trabajo.

"Proveer cuidados no es tarea para uno solo, sobre todo cuando tanto el que cuida como el que recibe los cuidados tienen una edad avanzada", apuntó. "Con frecuencia, los que cuidan de un cónyuge no quieren pedir o aceptar ayuda de sus hijos, pero es justo el primer lugar a donde deben acudir por ayuda".

Más información

Para más información, visite la National Family Caregivers Association.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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