Los corazones de los pacientes que viven en residencias para enfermos terminales reciben choques innecesarios

Los investigadores señalan que los desfibriladores se pueden desactivar al momento de la admisión

JUEVES, 4 de marzo (HealthDay News/DrTango) -- Las residencias para enfermos terminales que cuidan de las personas que están muriendo olvidan a menudo apagar los desfibiladores que tienen implantados, lo que causa molestias innecesarias, según halla una investigación reciente.

Apenas el 20 por ciento de las más de 400 residencias para enfermos terminales que respondieron a una encuesta indicaron que su formulario de admisión incluía una pregunta que permitía identificar a las personas que tenían desfibriladores, y apenas el diez por ciento señaló que era su política discutir la desactivación de los dispositivos, de acuerdo con un informe realizado por médicos de la Escuela de Medicina Mount Sinai de la ciudad de Nueva York que aparece en la edición del 2 de marzo de la revista Annals of Internal Medicine. La encuesta encontró que el 97 por ciento de las residencias para enfermos terminales había admitido a pacientes con desfibriladores implantados.

Un desfibrilador suministra choques para restaurar el ritmo cardiaco normal en personas que tienen anomalías del ritmo. "El propósito es salvar la vida del paciente", señaló el autor principal del estudio, el Dr. Nathan Goldstein, profesor asistente de geriatría y medicina paliativa de Mount Sinai. "Conlleva cierta carga, pero mayormente da beneficios. Sin embargo, no tiene ningún sentido suministrar un choque cuando no se va a solucionar la afección subyacente".

Algunos pacientes de residencias para enfermos terminales han comparado el choque que reciben de un desfibrilador con recibir un golpe o puñetazo en el pecho, explicó Goldstein.

Goldstein citó el caso de un hombre que estaba muriendo de cáncer y que recibió choques repetidos de un desfibrilador implantado. "Esto es muy doloroso para el paciente, además causa muchas molestias no sólo al paciente sino también a su familia", apuntó Goldstein.

Una declaración de intenciones de la National Hospice and Palliative Care Organization señaló que se deben identificar a todas las personas que tengan desfibriladores implantados al momento de su admisión a una residencia para enfermos terminales y que la opción de desactivar este dispositivo "se debería explorar con los pacientes y sus cuidadores designados tan pronto como sea posible después de la admisión".

La discusión debe incluir una explicación sobre la desactivación que diga que "no constituye una eutanasia ni un suicidio asistido por el médico ni que tampoco acelerará la muerte", según se apuntó en la declaración. Si el dispositivo también actúa como marcapasos, esa función se debe mantener, señaló.

"Publicamos esa declaración en 2008, porque sabíamos que era un asunto cada vez más importante para tratar a los pacientes al final de la vida", dijo Jon Radulovic, vicepresidente de comunicación de la National Hospice and Palliative Care Organization. "Reconocemos que muchas residencias para enfermos terminales tienen aún mucho camino que recorrer para implementar esta política. La investigación del Mount Sinai nos recuerda la importancia de este tema. Sabemos ahora que se necesitan realizar más trabajos sobre el cumplimiento de esta recomendación por parte de los centros que ofrecen cuidados paliativos".

Una conversación para discutir la desactivación de un desfibrilador porque el final de la vida está cerca no es fácil de comenzar, señaló Goldstein, y muchos centros para enfermos terminales "no tienen una forma sistemática de mantener esta conversación".

Los familiares que ven cómo los pacientes de estos centros reciben choques informan tener miedo, preocupación e impotencia, además se ha demostrado que tienen mayores tasas de ansiedad y depresión, destacó.

El equipo de Goldstein desarrolló un modelo para manejar los desfibriladores implantados en centros para enfermos terminales. Éste incluye una conversación sobre el consentimiento informado con la familia así como información sobre el manejo del dispositivo en caso de emergencia.

"Lo más llamativo del estudio del Dr. Goldstein es lo que revela", afirmó el Dr. Paul S. Mueller, director del programa de profesionalidad de la Clínica Mayo, que ha llevado a cabo investigación sobre los desfibriladores en centros para enfermos terminales. "Aquí se ve a pacientes que han ingresado en un programa de cuidados paliativos porque tienen una enfermedad terminal o porque no vivirán más de seis meses".

"El desfibrilador es un dispositivo que preserva la vida. ¿Es este un tipo de tratamiento coherente con el programa de un centro para enfermos terminales orientado a brindar cuidados paliativos? Al parecer no concuerda con el objetivo de estos centros", agregó.

Pero un punto relativamente positivo es que los centros para enfermos terminales que preguntan por los desfibriladores al momento de la admisión son más propensos a tomar medidas para desactivar el dispositivo, aseguró Mueller.

Más información

Aprenda más sobre los desfibriladores en la American Heart Association.


Artículo por HealthDay, traducido por DrTango

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