El tiempo al aire libre podría resultar en un mejor sueño

Las acampadas y la exposición a la luz natural ayudan a preparar al cuerpo para irse a la cama antes, afirman unos investigadores
camping at the top of the mountain
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JUEVES, 2 de febrero de 2017 (HealthDay News) -- Pasar tiempo al aire libre podría mejorar el sueño, sugiere un pequeño estudio.

Los investigadores encontraron que una semana de acampada en invierno reprogramaba el "reloj" del cuerpo para que estuviera más sintonizado con el ciclo de luz y oscuridad de la naturaleza. El resultado fue un sueño de mayor duración.

Los autores del estudio aseguraron que los hallazgos amplían las evidencias de que el tiempo que se pasa bajo el sol y en la oscuridad ayuda a las personas a dormirse a una buena hora.

El estudio también resalta cómo la vida moderna, tan llena de luz artificial, podría entorpecer nuestro sueño.

"Está claro que los ambientes modernos sí influyen en nuestros ritmos circadianos", dijo Kenneth Wright, investigador principal del estudio.

Los ritmos circadianos se refieren a los cambios en los procesos biológicos del cuerpo que se producen cada 24 horas, y que en parte se dan en respuesta a la luz y la oscuridad.

Pero aunque nuestros ancestros quizá se iban a dormir pronto y se levantaban con el sol, eso no es lo que pasa hoy en día, dijo Wright, profesor de la Universidad de Colorado, en Boulder. Muchas personas pasan poco tiempo al aire libre durante el día, y luego se acuestan tarde, con los ojos puestos en las luces artificiales de las pantallas luminosas de computadoras, teléfonos y televisiones.

En un estudio de 2013, el equipo de Wright encontró que una semana de acampada en verano (sin smartphones) reprogramaba el reloj interno de las personas para que estuviera en ritmo con el de la naturaleza.

Las muestras de saliva mostraron que los niveles de la melatonina, la "hormona del sueño", cambiaban en comparación con una semana típica en casa. Los niveles de melatonina comenzaban a aumentar más o menos con la puesta del sol, y la "noche biológica" de los campistas comenzaba dos horas antes.

Por consiguiente, las campistas se iban a la cama mucho antes que en casa, cuando se iban a dormir a medianoche. También se despertaban antes, más cerca del amanecer.

Para el nuevo estudio, publicado el 2 de febrero en la revista Current Biology, el equipo de Wright reclutó a cinco voluntarios robustos para una semana de acampada en diciembre en las Montañas Rocosas de Colorado. Una vez más, los investigadores usaron muestras de saliva para detectar cambios en los niveles de melatonina de los campistas, en comparación con una semana en casa.

Las noches biológicas de los campistas comenzaban 2.5 horas antes, dijo Wright, y tendían a irse a dormir antes.

Pero hubo una diferencia respecto al estudio anterior. Los campistas invernales no se levantaban antes. Así que al final dormían más de dos horas adicionales.

El estudio no establece una relación causal directa entre el tiempo al aire libre y un mejor sueño. Y Wright dijo que la temperatura podría haber tenido un rol en el sueño adicional por las mañanas. Quizá las personas simplemente prefirieron quedarse en el cálido ambiente de sus tiendas y sus bolsas de dormir que enfrentarse al frío de primera hora de la mañana, anotó.

En un segundo experimento, los investigadores hicieron que 14 personas pasaran un fin de semana en casa o de acampada, esta vez en verano. Encontraron que incluso un fin de semana al aire libre hacía que el reloj biológico de las personas cambiara.

En contraste, las personas que se quedaron en casa mostraron el patrón opuesto. Los fines de semana, su noche biológica comenzaba incluso más tarde respecto a lo que hacía típicamente los días de semana.

¿Por qué todo esto es importante?

Según Wright, hay evidencias de que las personas con unos relojes internos "tardíos" se enfrentan a ciertos riesgos de salud. Tienen tasas más altas de obesidad, diabetes y depresión, y es más probable que sufran de fatiga diurna y accidentes.

"No lo comprendemos del todo", dijo Wright.

Pero añadió que no solo es sabio dormir lo suficiente, sino asegurarse de dormir a las horas "correctas".

Una investigadora que no participó en el estudio se mostró de acuerdo.

Por ejemplo, hay evidencias de que la exposición a la luz matutina se asocia con el control del apetito y el peso, dijo la Dra. Phyllis Zee.

Comentó que los nuevos experimentos son importantes porque demuestran lo potente que puede ser la exposición a la luz natural (y a la oscuridad).

"Apenas dos días de acampada en verano reprograma los relojes de la gente", comentó Zee, directora del Centro de Medicina Circadiana y del Sueño de la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Si no le gusta acampar, hay buenas noticias. "Este estudio no se trata de las acampadas", aseguró Wright.

Animó a las personas a salir al sol cuando puedan cada día, y minimizar la luz artificial de noche. Esto es particularmente importante, según Wright, respecto a la luz azul/verde del brillo de la pantalla del teléfono o la computadora.

Zee explicó que en el mundo natural la luz azul/verde es más común en la mañana. Más tarde en el día, la luz natural cambia a la frecuencia roja/naranja.

Zee y Wright señalaron que investigaciones como esta también pueden orientar a la arquitectura y al diseño de la iluminación. Si las personas están encerradas bajo techo todos los días, se deben exponer a la luz natural, o a luz artificial que imite a la luz natural, tanto como sea posible.

Más información

La National Sleep Foundation ofrece más información sobre los ritmos circadianos y el sueño.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2017, HealthDay

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