Un estudio señala que gravar los refrescos no provocará que se pierda mucho peso

Los declives resultantes serían mínimos, encuentran investigadores

LUNES, 13 de diciembre (HealthDay News/HolaDoctor) -- Gravar los refrescos y otras bebidas endulzadas resultaría en pérdidas de peso apenas mínimas, aunque los ingresos generados podrían ser usados para promover programas de control de la obesidad, sugiere una investigación reciente.

En una contribución a varios estudios recientes que examinan el impacto de los impuestos para los refrescos sobre la obesidad, investigadores de la Facultad de postgrados en medicina de la Duke-Universidad Nacional de Singapur evaluaron el impacto de impuestos del veinte y del cuarenta por ciento sobre las ventas de bebidas gaseosas y no gaseosas, que también incluían bebidas deportivas y de frutas, entre grupos de distintos ingresos.

Sin embargo, dado que los impuestos simplemente causarían que muchos consumidores cambiaran a otras bebidas ricas en calorías, incluso un impuesto de 40 por ciento reduciría apenas 12.5 calorías diarias de la dieta promedio, y resultaría en una pérdida de 1.3 libras (poco más de medio kilo) por persona por año, señalaron los investigadores.

Un impuesto de veinte por ciento equivaldría a una reducción de 6.9 calorías en la ingesta diaria, resultando en una pérdida de no más de 0.7 libras (alrededor de un tercio de kilo) por persona por año, según el modelo estadístico desarrollado por los investigadores.

"Los impuestos propuestos como remedio se basan sobre todo en la prevención de la obesidad, y deseábamos ver si sería así", comentó el autor del estudio Eric Finkelstein, profesor asociado de servicios de salud de la Duke-NUS. "Ciertamente es el tema principal. Supuse que los efectos serían modestos en la pérdida de peso, y fue así".

"Creo que cualquier medida singular con la intención de reducir peso resultará [pequeña]", añadió Finkelstein. "Pero en combinación con otras medidas, se acumula. Si unos impuestos más altos logran que la gente pierda peso, está muy bien".

Como parte de un creciente movimiento para tratar los alimentos malsanos igual que a los vicios como el tabaco y el alcohol, varios estados han luchado en años recientes por aumentar los impuestos sobre la venta para la compra de refrescos y otras bebidas endulzadas, que, al igual que otros alimentos, por lo general están exentos de los impuestos estatales a las ventas.

Otras mociones han parecido dirigirse a la gente pobre, como la propuesta del alcalde de la ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg, a principios de año, de prohibir que los residentes que utilizan cupones de alimentos puedan comprar bebidas endulzadas en los supermercados.

El estudio de Finkelstein, que aparece en la edición en línea del 13 de diciembre de la revista Archives of Internal Medicine, mostró que unos impuestos altos sobre los refrescos no tendrían impacto entre los consumidores de los grupos de ingresos más altos y más bajos. Mediante el uso de escáneres que rastrearon las compras de alimentos y bebidas en supermercados en el hogar durante un año, los datos incluyeron información sobre el costo y el número de artículos comprados según marca y código universal de producto entre distintos grupos poblacionales.

Los investigadores calcularon que un impuesto de veinte por ciento sobre los refrescos generaría unos 1.5 mil millones de dólares en ingresos anuales en EE. UU., mientras que un impuesto de 40 por ciento generaría unos 2.5 mil millones. El costo promedio por hogar sería de $28.

Finkelstein explicó que los hogares con más ingresos parecieron inmunes al impuesto porque pueden pagarlo, mientras que los grupos de menores ingresos no se vieron afectados porque tienden a comprar productos genéricos de precio más bajo, o a comprar en grandes cantidades.

"Para ellos, se trata de calorías muy baratas", apuntó, y añadió que las marcas de las tiendas como la cola de Wal-Mart contienen más calorías que la Coca-Cola de marca.

El Dr. Stephen Cook, profesor asistente de pediatría del Hospital Pediátrico Golisano en el Centro Médico de la Universidad de Rochester (URMC), dio que el estudio es valioso porque se hace eco de los resultados de otros estudios similares.

"Es bueno ver cierta replicación en los hallazgos", afirmó Cook, quien también es profesor asistente del Centro de Salud Comunitaria del URMC. "Resalta un importante punto sobre cómo debemos abordar la obesidad, como enfermedad o como amenaza de salud pública".

A pesar de la pérdida de peso modesta que resulta de los impuestos a los refrescos, tanto Finkelstein como Cook respaldan dicha medida como una de muchas posibles vías de ataque contra la obesidad, que afecta a un tercio de los estadounidenses.

En cuanto a los ingresos generados, también pueden luchar contra la obesidad si se dirigen a programas de control de peso y no a otras iniciativas del gobierno, señaló Cook.

"El otro lado de los impuestos es qué hacemos con el dinero", comentó Cook. "Necesitamos tomar los ingresos y usarlos para programas de intervención, en lugar de usarlos como fondos disponibles para cualquier cosa. Creo que está bien cuando se hace de forma adecuada y el dinero se usa para tales estrategias".

Cook añadió que medidas futuras podrían incluir impuestos a alimentos con azúcares añadidos además de reducir los precios de alimentos saludables como las frutas, las verduras y la leche desnatada.

Más información

Para más información sobre la obesidad, visite los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor

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