Recuerdos falsos podrían funcionar como auxiliar dietético

Estudio halla que se puede convencer a algunos sobre malas experiencias con alimentos

LUNES 27 de diciembre (HealthDayNews/HispaniCare) -- Con la creciente posibilidad de perder peso a través del control mental, investigadores informan que podrían haber implantado de manera exitosa recuerdos falsos sobre malas experiencias con alimentos en la mente de personas comunes y corrientes.

Solo cerca de un tercio de aquellos examinados mostraron algún indicio de haber caído en la trampa y no hubo evidencia de que los nuevos recuerdos harían que cualquiera pudiera, en realidad, alterar lo que come.

Aún así, los hallazgos traen a colación una serie de preguntas interesantes, indicó la coautora del estudio y especialista en la memoria, Elizabeth Loftus, profesora de psicología de la Universidad de California en Irvine. "Si esto funcionara en alimentos que engordan, podríamos estar a punto de encontrar una nueva propuesta dietética", señaló.

En el estudio, Loftus y sus colegas analizaron el poder de la sugestión en alimentos. Los resultados aparecerán en la edición de febrero de Social Cognition.

En un experimento del estudio, los investigadores preguntaron a 180 universitarios acerca de sus preferencias alimenticias. Cada estudiante calificó 62 alimentos diferentes en una escala de uno a cinco.

Posteriormente, los estudiantes volvieron para observar un "perfil", supuestamente producido por una computadora, de sus preferencias alimenticias cuando eran niños. A la mitad se les dijo que se había enfermado por comer pepinillos de niño, y a la otra mitad por comer huevos duros hervidos.

Luego, los estudiantes tomaron varias pruebas más que, entre otras cosas, les preguntaban sobre sus experiencias anteriores con alimentos y cuáles alimentos solían consumir en una barbacoa.

Tras analizar la nueva ronda de pruebas y resultados de la encuesta, los investigadores hallaron que el 25 por ciento de los estudiantes en el grupo de los pepinillos parecía pensar, gracias a la implantación de recuerdos, que se había efectivamente enfermado por comer el alimento cuando era niño. El número fue de un 31 por ciento entre los estudiantes que afirmaron haberse enfermado por comer huevos duros hervidos.

Los recuerdos implantadas también afectaron la voluntad de los sujetos susceptibles de comer el alimento en una barbacoa e incluso un alimento relacionado (como ensalada de huevo).

Una gran mayoría de los sujetos no asimiló los recuerdos falsos, aunque una investigación anterior sugiere que aquellos susceptibles a la implantación de recuerdos podrían compartir rasgos comunes, apuntó Loftus. "Si usted es alguien que tiende a tener lapsos en la memoria y la atención, podría ser más susceptible", explicó. Además, las personas que son expertas en imágenes visuales podrían ser más propensas a la sugestión.

El siguiente paso sería determinar si los recuerdos implantados podrían modificar en realidad comportamientos y hacer que las personas comieran de manera diferente, destacó Loftus. "Deseamos continuar con el experimento y obtener algunas claves sobre por cuánto tiempo perdurará la sugestión".

El poder de sugestión podría no funcionar para cada alimento, sin embargo, un estudio anterior encontró que las personas no podían ser convencidas de evitar las papas fritas, tal vez porque han tenido mucha experiencia con el alimento, declaró Loftus.

Jeannie Moloo, vocera de la American Dietetic Association, afirmó que los hallazgos son intrigantes, especialmente si se considera el efecto de larga duración de los recuerdos sobre alimentos.

"Si ha crecido en un ambiente en el que los alimentos se han percibido de manera negativa, o ha experimentado el haberse enfermado con un alimento en particular, eso se puede haber llevado a cuestas hasta la adultez", replicó. "La preocupación es si esto conduce a la exclusión de todo un grupo de alimentos en la dieta. Eso podría constituir potencialmente un problema".

Más información

Hallará más información sobre recuerdos falsos en Scientific American, en un artículo escrito por Elizabeth Loftus.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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