De hecho, usted es lo que come

Sus opciones alimenticias pueden modular sus emociones y capacidad cerebral, según los expertos

DOMINGO 23 de julio (HealthDay News/HispaniCare) -- Tal vez el viejo proverbio tenga la razón: al corazón del hombre se llega por la barriga.

Los panes y otros alimentos ricos en carbohidratos pueden hacerle sonreír, mientras que el pescado y la carne con alto contenido de proteínas podrían ayudarle a sacar la calificación máxima en un examen, según una investigación que sugiere que lo que comemos cambia la manera en que pensamos y nos sentimos.

"Usted puede manipular su estado de ánimo y agudeza mental tan sólo con lo que come y en qué momento lo hace, y tales efectos pueden suceder con mucha rapidez", afirmó la Dra. Judith Wurtman, científica investigadora del Instituto de Tecnología de Massachusetts y autora de Managing Your Mind and Mood Through Food (Gestionando su mente y estado de ánimo con los alimentos).

Ella y su esposo, el Dr. Richard Wurtman (también del MIT) han estudiado la relación entre los alimentos y el estado de ánimo durante los últimos 30 años.

Según Wurtman, la noticia de que los carbohidratos pueden elevar el ánimo emergió por primera vez hace una docena de años, en estudios que llevó a cabo con mujeres que sufrían del síndrome premenstrual.

"Comer carbohidratos tiene un efecto profundo y dramático para mejorar el estado de ánimo", señaló Wurtman. "Me refiero a la ira, irritabilidad, depresión, dificultad para concentrarse y confusión mental. Encontramos que tales cambios en el estado de ánimo podían revertirse con alimentos ricos en carbohidratos, en unos 30 minutos".

Los carbohidratos pueden hacer poco por cambiar una depresión clínica grave, pero sí parecen ayudar a batallar con las pequeñas tristezas cotidianas, apuntó. Señaló que la razón podría ser muy sencilla: el cuerpo usa carbohidratos para producir serotonina, el principal regulador de la emoción en el cerebro. "Cuanto uno come carbohidratos y produce serotonina, las molestias del estado de ánimo de las que podría estar sufriendo pueden desaparecer, al menos por un tiempo", aseguró.

Sin embargo, existe un problema: comer un alimento graso junto con los carbohidratos hace la digestión más lenta e inhibe esta respuesta de bienestar. "Así que si realmente quiere sentirse mejor, pruebe con los carbohidratos, pero algo como un cereal sin grasa para el desayuno, en lugar de una rebanada de pan untada con [la grasosa] mantequilla de maní", aconsejó Wurtman.

¿Y qué pasa con la proteína? Wurtman señaló que la ciencia sobre ella es un poco menos sólida.

"Sin embargo, mi marido descubrió hace años que uno de los aminoácidos en la proteína, llamado tirosina, sí aumenta la síntesis de dos químicos clave en el cerebro, la norepinefrina y la dopamina, que llamamos los químicos de la 'alerta cerebral'", explicó. Por tal motivo, Wurtman recomienda dietas ricas en proteínas para las personas que se enfrentan a periodos largos de esfuerzo mental, como prepararse para un examen importante. "Éstas ayudarán a reabastecer esos químicos en su cerebro", apuntó.

La investigadora señaló que abundan los mitos sobre los alimentos específicos y sus efectos sobre las emociones. El principal mito es el supuesto efecto hiperactivante del azúcar.

Wurtman señaló que, en lugar de hacer que los niños se llenen de energía, es más probable que los dulces los manden a la cama. "En estudios llevados a cabo en los 80, Judith Rapaport, una investigadora de los National Institutes of Health, le dio a los niños Kool-Aid endulzado con azúcar o aspartame. Media hora después, los niños que tomaron la bebida azucarada estaban tirados en una esquina, tomando una siesta", aseveró.

Otro mito que circula cada Día de Acción de Gracias es el del pavo lleno de triptofán que hace que uno se duerma.

El triptofán tampoco estimula el sueño. Según Wurtman, el triptofán es un aminoácido, una molécula que forma parte de la proteína. Sin embargo, se encuentra en cantidades muy pequeñas, y tiene que competir con otros aminoácidos más abundantes para llegar al cerebro. Apuntó que el triptofán usualmente pierde esa carrera.

"Sin embargo, cuando uno come carbohidratos, se libera insulina", dijo Wurtman. La insulina trabaja para enviar todos los aminoácidos de las proteínas excepto el triptofán hacia los músculos, lejos del cerebro. ¿El resultado? El triptofán al fin puede llegar al tejido cerebral.

Entonces, simplemente hartarse de pavo (o de cualquier otro alimento rico en proteína) el Día de Acción de Gracias no debe hacer que una persona sienta sueño. "El sueño viene cuando uno engulle el relleno, el pastel de pacanas, la mantequilla, la salsa y el vino", explicó Wurtman.

¿Y qué hay de las grasas? Hasta ahora, la ciencia no ha probado que afectan el estado de ánimo a corto plazo. Sin embargo, las dietas ricas en grasa podrían tener consecuencias a mayor plazo sobre el estado mental.

"Si uno es obeso y con una salud no tan buena, el estado de ánimo tampoco es tan bueno", señaló Wurtman. Y anotó que, en su trabajo con las personas muy obesas, ha notado con frecuencia que muchos afirman que comen "para 'emborracharse' con la comida, eso es lo que me han dicho".

Wurtman añadió que "a veces las personas comen alimentos ricos en grasa y caen en una especie de estupor mental, casi en un coma emocional".

Sin embargo, los alimentos pueden tener efectos emocionales mucho más constructivos. Wurtman considera que la mayoría de personas lo sabe.

"Cuando las personas están alteradas, tienden a buscar alimentos que les hacen sentirse mejor", señaló. Según Wurtman, la clave es elegir esos alimentos sabiamente.

Más información

Para información sobre cómo combatir una depresión más grave, diríjase al U.S. National Institute of Mental Health.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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