La obesidad podría cambiar al cerebro de los adolescentes, muestra un estudio con IRM

Overweight driver
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LUNES, 25 de noviembre de 2019 (HealthDay News) -- Los adolescentes obesos pueden presentar ciertas diferencias cerebrales respecto a sus compañeros más delgados, unos cambios que podrían señalar un daño por la inflamación, sugiere un nuevo estudio preliminar.

Los investigadores usaron técnicas avanzadas de IRM, y encontraron que los adolescentes obesos tendían a presentar señales de una menor "integridad" en la materia blanca del cerebro. La materia blanca contiene las fibras que conectan a las distintas áreas del cerebro.

En este caso, la integridad más baja en la materia blanca se observó en una región del cerebro relacionada con el control emocional y con la búsqueda de "recompensas".

Los hallazgos, basados en 120 adolescentes, se consideran preliminares. Los expertos dijeron que su posible significado no está claro.

Pero los hallazgos amplían las evidencias que vinculan a la obesidad con ciertas diferencias estructurales en el cerebro. Estudios recientes de adultos de mediana edad, por ejemplo, han encontrado evidencias de "encogimiento" del tejido cerebral entre los que tienen unos niveles altos de grasa corporal, en particular alrededor del vientre.

Una posibilidad es que las cantidades excesivas de grasa corporal dañen directamente al cerebro a través de la inflamación, sugirieron los investigadores.

En el nuevo estudio, hubo una correlación entre las reducciones en la integridad de la materia blanca y unos niveles más altos de ciertas sustancias inflamatorias en la sangre. Los adolescentes con esos cambios en el cerebro también tendían a tener unos niveles más altos de las hormonas leptina e insulina. La leptina está implicada en el control del apetito, mientras que la insulina regula los niveles de azúcar en la sangre.

El Dr. Harold Bays es miembro de la Asociación de Medicina de la Obesidad (Obesity Medicine Association) y director médico del Centro de Investigación Metabólica y de la Aterosclerosis de Louisville, en Kentucky.

Bays dijo que los estudios de imágenes cerebrales, como este, proveen evidencias objetivas adicionales de que la obesidad no es solo un asunto de la "voluntad".

"Algunas personas no consideran la obesidad como una enfermedad, y plantean que se todo se basa en la conducta", comentó Bays, que no participó en el estudio.

Pero, indicó, la obesidad en realidad se ve impulsada por una variedad de factores subyacentes. "Sí, la conducta es un componente clave", aseguró Bays. "Pero también hay otros componentes, incluyendo componentes neurológicos".

¿La grasa corporal adicional provoca las diferencias en el cerebro? ¿O las diferencias en el cerebro fomentan al aumento de peso?

Bays sospecha que podría ser bidireccional, es decir, que las diferencias cerebrales contribuyan a la obesidad, y que la obesidad aumente la inflamación que afecta al cerebro.

Pero este estudio no respondió esa pregunta.

"Esto no nos dice nada sobre la dirección de la relación", comentó Allan Geliebter, científico sénior de psiquiatría en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.

Anotó que tampoco está claro si otros factores además de la grasa corporal, como la dieta o la falta de actividad física, pudieran estar implicados.

Geliebter, que no participó en el estudio, afirmó que era "interesante", en parte porque se enfocó en adolescentes. Si las diferencias cerebrales se pueden ver tan pronto, eso es importante, anotó.

Estudios futuros podrían observar si esas diferencias permanecen después de que los adolescentes obesos pierden peso, dijo Geliebter. Eso sugeriría (aunque no probaría) que la obesidad provoca los cambios en la estructura del cerebro, explicó.

En un estudio que se publicó a principios de este año, Geliebter y sus colaboradores encontraron indicios de que podría ser así. Se enfocaron en adultos con obesidad mórbida que comenzaron un tratamiento para perder peso, a través de la cirugía o solo mediante cambios en el estilo de vida. En cuatro meses, los pacientes que estaban perdiendo peso mostraron aumentos en las materias blanca y gris del cerebro.

Pamela Bertolazzi, estudiante doctoral de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, presentará los hallazgos más recientes el 1 de diciembre en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (Radiological Society of North America), en Chicago.

Las investigaciones presentadas en las reuniones se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales.

En el estudio, su equipo usó una técnica especializada de IRM para evaluar los cerebros de 59 adolescentes obesos y de 61 con un peso normal, que tenían de 12 a 16 años. Los investigadores se enfocaron en una medida llamada anisotropía fraccional, o AF. Si se encuentra reducida, sugiere una integridad más baja en la materia blanca del cerebro, explicó Bertolazzi.

En general, encontró el estudio, los adolescentes obesos tenían una AF más baja en ciertas áreas de la materia blanca, en comparación con los niños con un peso normal. Las áreas afectadas controlan el apetito y las emociones.

Bertolazzi dijo que su equipo espera hacer exactamente lo que Geliebter describió: repetir las medidas de IRM en los mismos adolescentes después de que el grupo pase por un programa para perder peso.

Anotó que otros estudios han mostrado que los niños obesos tienden a tener unas puntuaciones más bajas de coeficiente intelectual (CI) que sus compañeros más delgados, aunque no se sabe si esto se debe a algún efecto de la obesidad en el cerebro.

Más información

La Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association) ofrece más información sobre la obesidad y el cerebro en desarrollo.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2019, HealthDay

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