¿Está en la postmenopausia? Intente hacer ejercicio

Las participantes del estudio estaban en mejor forma, se sentían mejor, y los sofocos les molestaban menos
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JUEVES, 16 de febrero de 2017 (HealthDay News) -- Tras la menopausia, un ejercicio moderado puede ayudar a las mujeres a gestionar los sofocos, a ponerse en mejor condición física y a sentirse mejor, sugiere un nuevo estudio.

Los investigadores encontraron que un programa de ejercicio de 20 semanas ayudaba a las mujeres a aumentar sus niveles de aptitud física, perder algo de peso y a otorgar unas mayores calificaciones a su bienestar físico y mental.

Esto incluyó una reducción en los sofocos y las sudoraciones nocturnas, dos de los síntomas más molestos de la menopausia.

Los investigadores, dirigidos por Débora Godoy Izquierdo, de la Universidad de Granada en España, reportaron sus hallazgos en la edición en línea del 15 de febrero de la revista Menopause.

El estudio ofrece buenas noticias a las mujeres que desean alternativas a las hormonas para gestionar los síntomas de la menopausia, según la Dra. JoAnn Pinkerton, directora ejecutiva de la Sociedad Norteamericana de la Menopausia (North American Menopause Society).

Los sofocos y las sudoraciones nocturnas son los motivos más comunes de que las mujeres busquen tratamiento para los síntomas de la menopausia, dijo Pinkerton, que no participó en el estudio.

Señaló que en algunas mujeres los problemas son suficientemente graves como para ameritar terapia hormonal. Pero la mayoría de mujeres pueden encontrar alivio de otras formas.

"El ejercicio, la reducción del estrés y un sueño adecuado son muy importantes para las mujeres que están entrando en la menopausia", aseguró Pinkerton. "Para la mayoría de las mujeres, los cambios en el estilo de vida podrían ser suficiente para lograr que los sofocos sean menos molestos, además de ayudar a prevenir el aumento de peso y los cambios en el estado de ánimo que son comunes en este periodo".

Para el nuevo estudio, los investigadores reclutaron a 234 mujeres que habían comenzado la menopausia hacía al menos un año. En general, 166 mujeres eran sedentarias, y se asignó a la mitad a seguir su estilo de vida usual, mientras que la otra mitad comenzó un programa de ejercicio de 20 semanas.

El resto de las mujeres ya eran físicamente activas, y sirvieron como un segundo grupo de comparación.

El programa de ejercicio consiste en tres sesiones de ejercicio de una hora por semana. Cada sesión fue supervisada, y conllevaba ejercicio aeróbico moderado, como caminar a paso vivo, junto con entrenamiento de fuerza.

Las mujeres en ese programa también recibieron consejería psicológica, que buscaba ayudarlas con la "autorregulación" y los cambios en la conducta.

El estudio encontró que tras 20 semanas las mujeres del grupo de ejercicio habían perdido una pequeña cantidad de peso, en promedio. Pero los mayores cambios se observaron en sus niveles de aptitud física, de presión arterial y de "calidad de vida relacionada con la salud".

En general, las mujeres otorgaron unas calificaciones más altas a su salud física y mental, y dijeron que les molestaban menos los sofocos y otros síntomas de la menopausia.

Esos beneficios seguían siendo aparentes un año más tarde. En ese momento, dijeron los investigadores, las mujeres se parecían más al grupo que había sido activo siempre, en lugar de al grupo que permaneció sedentario.

Hubo una excepción: tras perder un poco de peso al principio, las mujeres en el programa por lo general volvieron a su peso inicial.

Pero independientemente del peso, las mejoras en los niveles de aptitud física son cruciales, según el Dr. Chip Lavie, director médico de rehabilitación y prevención cardiacas en el Instituto Cardiaco y Vascular John Ochsner en Nueva Orleáns.

"Mejorar la aptitud física es una de las cosas más importantes que cualquier persona, incluyendo a las mujeres postmenopáusicas, pueden hacer para reducir su mortalidad y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares", aseguró Lavie, que no participó en el estudio.

En este estudio, los niveles de aptitud física de las mujeres se midieron mediante, entre otras cosas, su frecuencia cardiaca en reposo y con qué rapidez podían caminar un kilómetro.

Esas medidas reflejan qué tan bien funcionan el corazón y los vasos sanguíneos. Pero según Lavie, los estudios también han vinculado la aptitud física con otros beneficios, como mejoras en el estrés y en los síntomas de depresión.

"Y solo se necesitan pequeñas mejoras en la aptitud física para inducir esos beneficios", aseguró Lavie.

En cuanto al motivo de que el ejercicio podría ayudar con los sofocos, Pinkerton apuntó a un par de razones.

Dijo que se cree que el ejercicio mejora los niveles de ciertas sustancias en el cerebro, como la dopamina y la serotonina, que son importantes para el estado de ánimo, el sueño y otras funciones. Y a veces esos compuestos tienen un nivel más bajo durante las fluctuaciones hormonales que conlleva la menopausia.

Y un estudio, dijo Pinkerton, encontró que las mujeres que hacían ejercicio eran más capaces de "regular su calor corporal".

El programa en este estudio incluyó consejería psicológica y conductual, lo que también podría haber ayudado a las mujeres a gestionar sus síntomas menopáusicos, según Pinkerton.

Pero eso no significa necesariamente que las mujeres necesiten un programa tan completo.

Según Pinkerton, otras investigaciones han encontrado que unas rutinas más sencillas de ejercicio pueden ayudar a las mujeres a gestionar los sofocos. Tan solo se necesitan 30 minutos de cualquier ejercicio aeróbico (como caminar, trotar, andar en bicicleta o nadar) tres o más veces por semana, anotó.

Más información

La Sociedad Norteamericana de la Menopausia ofrece consejos sobre cómo mantenerse en buena forma.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2017, HealthDay

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